*Como parte de la serie “Bring on the future” (“Trayendo el futuro”, en traducción libre) de Kaspersky, entrevistamos empresas que están cambiando sus industrias y la sociedad para mejor el rededor del mundo.
Con el aumento de las temperaturas en la Tierra, los avances políticos desfavorables y las predicciones preocupantes sobre el tiempo que resta para resolver esos problemas, es fácil ser escéptico con relación a la crisis climática. Pero cuando vemos compañías como Climeworks, queda claro que todavía es posible vencer esta batalla.
Climeworks es la inventora de la tecnología de captura directa de aire, el arte de capturar CO2 con aspiradoras gigantes, y opera 14 plantas alrededor del mundo que remueven centenas de toneladas de CO2 de nuestra atmósfera. Y, al parecer, ese valor puede aumentar potencialmente hasta alcanzar los millones en los próximos años. Hablamos con Nino Berta, Gerente de Negocios de Climeworks, para saber más sobre la empresa y sus proyectos. Vea a continuación:
Ryan Loftus: ¿Quiénes fueron los creadores de Climeworks? ¿Y cómo funciona la empresa?
Nino Berta: Nuestros fundadores, Cristoph Gebald y Jan Wurzbacher, ambos ingenieros mecánicos, se conocieron en la ETH Zurich, el Instituto Federal Suizo de Tecnología en 2003. Ellos tenían el mismo objetivo desde el principio: crear una empresa que tuviera un impacto real. Durante sus estudios, los socios pasaron algún tiempo en los Alpes suizos y notaron los efectos del calentamiento global en los glaciares, y fue ahí donde todo empezó.
Ellos pensaron: “somos ingenieros, tenemos que inventar algo que pueda detener esto”. Entonces desarrollaron la tecnología de captura directa de aire con el objetivo de tratar de enfrentar el mayor desafío de la humanidad actualmente: el calentamiento global.
RL Captura directa de aire, ¿qué es eso?
NB: la captura directa de aire es la tecnología que usamos dentro de nuestras unidades colectoras de CO2. Esas unidades son esencialmente grandes cajas con ventiladores en uno de los lados. Los ventiladores funcionan como aspiradoras gigantes succionando el aire. Dentro de las cajas hay un material filtrante único, que captura de manera selectiva solamente moléculas de CO2.
Cuando el filtro recolecta CO2 suficiente, las tapas externas e internas se cierran y la unidad empieza a calentarse, llegando a 100 grados Celsius. Luego, el CO2 es liberado y recolectado, y después nosotros lo “secuestramos” y vendemos a diferentes industrias que utilizan CO2 en sus productos.
RL: ¿Entonces, ustedes remueven el carbono de la atmósfera como un negocio y luego ofrecen ese carbono a industrias especificas?
NB: Sí, primeramente, ofrecemos como servicio la remoción de CO2. Con eso construimos las plantas y las manejamos. Después, vendemos los certificados de remoción de dióxido de carbono para empresas o personas como usted o como yo. Cada certificado de remoción es una prueba de que retiramos una cierta cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera.
En el contexto actual, retirar CO2 de la atmósfera es necesario para alcanzar nuestros objetivos relacionados con el clima. El Acuerdo de Paris estableció un objetivo global para limitar el aumento de temperatura de la Tierra en 1,5°C para este siglo. Y solamente el cambio para fuentes de energía renovables no será suficiente para alcanzar ese objetivo. Con nuestros servicios, le proporcionamos a las compañías y a los individuos la posibilidad de que se conviertan en pioneros y que combatan la crisis del clima transformando sus emisiones en carbono, o mejor, en rocas.
RL: ¿Qué quiere decir con transformar CO2 en rocas?
NB: Sí, esa es una de las cosas que hacemos con el CO2, algo conocido como el “secuestro”. Hicimos una colaboración con una planta geotermal de Islandia y con el consorcio CarbFix, para quien vendemos CO2. El equipo de CarbFix mescla nuestro CO2 con agua y bombea esa mezcla para debajo de la tierra en formaciones rocosas basálticas. Eventualmente ese carbono mesclado se transforma em rocas, generalmente después de dos años, así el CO2 retirado del aire pasa a ser permanentemente almacenado de manera segura en el fondo del mar.
Además de eso, también ofrecemos CO2 para industrias individuales. Por ejemplo, le vendemos CO2 a un orquidiario en Zúrich para que lo utilicen como fertilizante. También ofrecemos nuestro CO2 a compañías de bebidas, que lo utilizan para gasificar líquidos, y a fábricas de combustibles renovables, que lo utilizan para crear combustibles sintéticos.
RL: ¿Y cuál es la perspectiva de todo eso? ¿Cuánto carbono pretenden reciclar?
NB: Nuestro objetivo fundamental es combatir la crisis climática utilizando nuestra tecnología de captura directa de aire para recolectar gigatoneladas de CO2 de la atmósfera. Además de eso, estamos expandiendo nuestra empresa para ofrecer servicios a otras industrias. Para nosotros y para nuestra tecnología, el CO2 es un recurso infinito. Pero eso depende de su utilización. Cuando lo retiramos de la atmósfera y después secuestramos, necesitamos devolverlo a las industrias para que ellas no tengan que producir aún más CO2.
RL: Una gran causa seguramente. ¿Pero dentro de este escenario, cómo Climeworks se diferencia de las otras compañías en el mercado, si es que existe alguna?
NB: Por nuestra versatilidad. Porque no apenas quitamos CO2 del aire y después lo secuestramos en algunos casos, como también lo devolvemos a las industrias que lo necesitan como suministro. O sea: logramos crear un ciclo cerrado del carbono: las empresas que trabajan con captura de CO2 pueden disminuir su dependencia de recursos fósiles y, con eso, también reducir su huella de carbono.
Además de eso, estamos muy dedicados a mejorar constantemente nuestros colectores de CO2, con un plan ya preparado y en vigor para optimizar nuestros productos para los próximos diez años.
RL: Muy interesante. Voy a preguntarle más sobre eso después. Y, por ahora, ¿cuáles son los grandes desafíos que ustedes ya enfrentaron?
NB: Como creadores de esta nueva tecnología, siempre hubo el desafío de persuadir a las empresas sobre los beneficios que nuestro sistema podría traer. Gran parte de las compañías necesitan entender muy bien el producto antes de invertir en él. La diferencia en el nivel de educación fue un obstáculo difícil de sobrepasar, pero hoy las empresas saben exactamente qué hacemos y los beneficios que eso puede traer.
Otro problema es que aún no existe una ley que pueda ayudarnos a difundir nuestra tecnología. El último informe de IPCC dice que el planeta no logrará extrayendo alcanzar sus objetivos con relación a los cambios climáticos sin tecnologías como la nuestra. Entonces, en algún momento, necesitamos de políticas que permitan que la tecnología de captura de aire alcance una escala que sea realmente relevante para el clima mundial.
RL: Pero aún con todas estas dificultades, todavía parece que están en el camino correcto. ¿Cuál ha sido su éxito más significativo?
NB: En 2017, nosotros comisionamos la primera planta comercial de captura directa de aire del mundo, construida en Zúrich. Antes de eso, la captura directa de aire solo existía en laboratorio: hacíamos las pruebas con un colector y tratábamos de optimizarlo para que fuera más eficiente. Ver nuestro producto ir de un pequeño laboratorio para una escala tan grande ha sido extremadamente gratificante, porque ya no se trataba solamente de un colector, pero de toda una planta de captura de directa de aire de tamaño industrial. Incluso, esta planta es capaz de recolectar 900 toneladas de CO2 por año y es nuestra mayor planta hasta hoy.
RL: ¿Qué espera Climeworks para el futuro? ¿Tienen algún proyecto nuevo en desarrollo?
NB: Estamos continuamente trabajando para aumentar la escala de nuestra tecnología, construyendo maquinas más baratas y eficientes a cada año. Como dije: actualmente nuestra planta más grande puede extraer 900 toneladas de CO2 por año. Pero ya estamos trabajando en una planta con capacidad de miles de toneladas al año, y después de eso ya tenemos planeados los siguientes pasos necesarios para alcanzar nuestro objetivo inicial y así poder extraer cantidades relevantes de CO2 de la atmósfera dentro de los próximos diez años.