Errores médicos matan casi cinco personas por minuto alrededor del mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Para la OMS, errores de medicación y de prescripción médicas son las principales causas evitables de esta estadística.
Pero ahora estos números se deben reducir gracias a una nueva tecnología: las “etiquetas inteligentes”. Al proporcionar datos en tiempo real para los proveedores del ramo de la salud, las etiquetas inteligentes pueden reducir el margen de error, mejorar la seguridad de la cadena de suministros de los medicamentos y añadir informaciones esenciales que ayuden a supervisar la salud de los pacientes.
¿Qué son exactamente las etiquetas inteligentes?
Las etiquetas inteligentes utilizan una tecnología de identificación por radiofrecuencia llamada RFID: campos electromagnéticos que identifican y rastrean automáticamente las etiquetas vinculadas a cada objeto, por ejemplo, contenedores de medicamentos.
¿Cómo esto ayuda a mejorar el sistema?
El RFID proporciona a los hospitales datos más precisos en tiempo real, que pueden ser utilizados para gestionar mejor las reservas de medicamentos. De la misma forma en la que los chips mejoraron la seguridad de las tarjetas de débito y crédito, el RFDI ayuda a garantizar la autenticidad de cada medicamento. Eso es muy importante, considerando que medicamentos falsos y contrabandeados son un gran problema, principalmente en países emergentes o subdesarrollados, en dónde son entre 10 y 30% del total de medicamentos prescriptos.
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“Con las etiquetas inteligentes, podremos rastrear y saber donde está cada medicamento durante todas las etapas de la cadena de suministros”, afirma Gary Burns, CEO y cofundador de eAgile, compañía estadounidense especializada en soluciones de RFID e Internet de las Cosas, entre otras.
¿Cómo funcionan?
Las etiquetas inteligentes son como un código de barras, en el cual uno puede recibir datos del producto solamente con escanearlo. Pero el código de barras es limitado, estático y fácil de falsificar.
Ahora una etiqueta o prospecto RFID, también conocido como “código de radio”, contiene un microprocesador que rastrea los datos de manera remota y en tiempo real, desde por donde ha pasado el producto hasta como ha sido utilizado. La etiqueta RFID guarda esos datos automáticamente y tiene un numero único de identificación que hace más difícil de copiar o falsificarla.
Un estudio publicado en el Online Journal of Nursing Informatics concluyó que los beneficios de las etiquetas inteligentes son más seguridad y eficiencia, principalmente debido a la elevada precisión de los datos, una menor necesidad de gestión y, como resultado, una significativa economía financiera.
Con el RFID, los trabajadores de la salud pueden verificar rápidamente la autenticidad de un medicamento y también acceder a otros datos sin necesidad de comprobarlos manualmente. Ellos pueden acceder a la reserva de medicamentos de manera precisa y confiable en tiempo real y a distancia.
“El código de barras muestra solamente la ultima vez en que fue escaneado. O sea, el medicamento pudo haber sido utilizado, perdido, robado. No hay forma de saber”, afirma Burns. “Pero el RFDI te muestra un registro completo de qué es el producto escaneado, cómo y cuando ha sido transportado y utilizado”, completa.
Las etiquetas inteligentes han sido utilizados principalmente para medicamentos altamente controlados, como los opioides, las drogas de uso crítico, como anestésicos, y también los medicamentos de alto valor, como aquellos utilizados para el tratamiento del cáncer.
Jay Williams, vicepresidente de desarrollo de IntelliGuard, empresa estadounidense que desarrolla tecnología RFID, afirma: “Esto garantiza que el producto siempre esté donde tiene que estar, donde es necesario”.
Eliminando los errores manuales y la ineficiencia
La tecnología RFID no es específicamente algo nuevo. Los propios hospitales generalmente utilizan este sistema para rastrear activos, pero no para el control de medicamentos. Pero Williams estima que de 10 a 15% de los hospitales ya empezaron a utilizar RFID también para medicamentos.
Uno de los desafíos de las etiquetas inteligentes es la parte manual que está vinculada al proceso de inventario. Tradicionalmente, los farmacéuticos tendrían que pegar manualmente las etiquetas RFID en cada caja o envase, ingresar los datos más importantes en el computador y finalmente vincular el producto con aquella etiqueta al sistema.
Pero los inventarios manuales consumen demasiado tiempo. Un estudio del 2016 hecha con 400 trabajadores de la salud descubrió que el 78% de los trabajadores tenían que contar el inventario manualmente en alguna ocasión durante su trabajo. Algunos perdían prácticamente un día por semana solamente revisando y enumerando las reservas. Esto explica porque los hospitales todavía dudan sobre adoptar un sistema de etiquetas inteligentes, dado que, aún con una tecnología inteligente, el proceso manual todavía es arduo y propenso a errores humanos.
Aun así, las empresas farmacéuticas están buscando soluciones para este desafío al ofrecer las etiquetas inteligentes como un servicio a sus clientes. Para no mantener a los hospitales haciendo el trabajo de registro manualmente, los fabricantes ahora utilizan empresas como eAgile para programar el número de serie y los datos directamente dentro del microprocesador de cada etiqueta. Así, resta solamente el proceso de pegarlas a los productos, que es hecho normalmente dentro de la línea de producción.
Al pegar las etiquetas inteligentes en el inicio del proceso, las compañías farmacéuticas ayudan a reducir el trabajo manual de los hospitales y las farmacias. Por eso, creemos que la adopción de las etiquetas inteligentes va a crecer rápidamente, considerando que ahora las propias fabricantes de medicamentos ya ofrecen esta tecnología como un servicio incorporado al producto.
Jay Williams
vicepresidente de desarrollo de IntelliGuard
En septiembre del 2020, la compañía farmacéutica Fresenius Kabi empezó a ponerle etiquetas inteligentes por primera vez a uno de sus productos anestésicos. Ahora la empresa planea adoptar las etiquetas en otros 21 productos hasta el fin de 2021. “Al ponerle las etiquetas RFID a nuestros productos, ahorramos todo el tiempo que las farmacias gastarían para hacer el inventario de recibimiento”, dice Jeanne M. Sirovatka, directora de procesos y evolución de Fresenius Kabi.
Sirovatka resalta que ambos el código de barras y la etiqueta RFID tardan cerca de un segundo para ser escaneadas. Pero al mismo tiempo, leer cien códigos de barras toma cien segundos, mientras escanear cien etiquetas RFID tarda apenas uno, ya que el lector RFID puede leer múltiples etiquetas al mismo tiempo.
“Escanear un código de barras nos proporciona solamente algunas informaciones del producto, pero no entrega una serie de datos de apoyo que pueden ser cruciales para la salud de un paciente“, concluye. Eso incluye, por ejemplo, la fecha de vencimiento del medicamento.
Eliminar la necesidad del registro manual también reduce la probabilidad de que hayan errores humanos, mejorando la seguridad para el paciente. Una enfermera que administra un narcótico normalmente tendría que calcular y verificar cada dosis manualmente. Ahora con etiquetas inteligentes es posible calcular y administrar la dosis automáticamente.
“Al contrario de perder tiempo con el inventario una persona puede usar ese tiempo en actividades más esenciales”, afirma Gwen Volpe, farmacéutica y directora de tecnología de medicamentos de Fresenius Kabi. “Y eso aumenta aún más la seguridad, porque sabemos que podemos confiar en la precisión de los datos”.
IntelliGuard también ya produce una estación de anestesia inteligente, capaz de leer etiquetas RFID y prevenir distracciones y errores en la sala de operaciones. “En algunos casos, los anestesistas tienen que darse vuelta y dejar de prestarle atención al paciente para poder leer un código de barras dentro de la sala de operaciones. Con una estación de anestesia inteligente, tienen acceso al medicamento por medio de una puerta con lector de RFID y eso registra inmediatamente que aquel producto fue transportado y movido de su lugar“, afirma Burns, de eAgile.
La necesidad de parámetros
Pegar las etiquetas RFID directamente en la línea de producción resuelve uno de los problemas, pero existen otras barreras para la adopción de este sistema. Burns cree que es necesaria la creación de un padrón global para poder superar cuestiones de costo y problemas de operación. “Necesitamos que la cadena de suministros de medicamentos tenga el menor costo posible. Todo necesita estar en perfecta armonía, con parámetros que el mundo todo sea obligado a seguir”, dice.
Industrias como las de la salud, retail y logística utilizan el padrón GS1 de códigos de barras de manera global desde 1974. Por eso los códigos de barras se volvieron un fenómeno global, presentes en todos los lugares que vemos hoy en día, desde envoltorios de gomas de mascar hasta las cajas de productos como celulares o computadores. La organización global sin fines lucrativos GS1, que tiene más de 2 millones de miembros de diferentes industrias, es quien define los padrones por consenso.
Con esto, hemos utilizado padrones de la GS1 para las etiquetas RFID por más de una década, pero la Fresenius Kabi es la primera empresa farmacéutica a adoptar esa tecnología para codificar etiquetas inteligentes. “Utilizar padrones GS1 en lugar de padrones numéricos deja el proceso mucho más fácil para que los hospitales puedan leer y decodificar los datos”, afirma Volpe.
“El huevo o la gallina” de la tecnología médica
Pero aunque ese padrón sea utilizado, los hospitales todavía tienen la necesidad de comprar scanner y lectores RFID, porque son diferentes de los lectores de códigos de barras. Sirovakta, colega de Volpe en Fresenius Kabi, resalta que el proceso es como la paradoja del huevo y la gallina: “Como fabricantes, queremos fomentar el uso de esta tecnología en los hospitales, porque es simplemente más eficiente y segura. Pero para hacerla atractiva para los hospitales como clientes, necesitamos más fabricantes haciendo lo que hacemos nosotros y poniendo las etiquetas directamente en los productos. Solo de esta manera los hospitales serán obligados a comprar los equipamientos correctos”.
IntelliGuard fue la primera empresa de etiquetas RFID a adoptar los parámetros GS1, lo que posibilitó que las oficinas inteligentes y las estaciones de anestesia fueran completamente compatibles con las nuevas etiquetas de Fresenius Kabi. Volpe espera que más empresas farmacéuticas y de tecnología sigan por ese camino: “Tener más medicamentos marcados con prospectos RFID puede ser un punto de inflexión para que el GS1 se vuelva un padrón global utilizado en las reservas de los hospitales”.
Un mercado que solo crece
Normalizar la industria de las etiquetas inteligentes es algo que tendría un resultado semejante al modo como los consumidores utilizan las tarjetas de crédito hoy en día. Podemos usarlos de la misma manera en prácticamente cualquier sitio del planeta. Comerciantes pueden aceptar pago en tarjetas de diferentes empresas, independiente del país de origen, sin la necesidad de un lector especifico para cada tipo de tarjeta. Y el chip inserido en la tarjeta deja las transacciones aún más seguras. “De esa manera, toda empresa de servicios de salud en cualquier lugar del mundo podría leer un etiqueta RFID estándar”, concluye Burns.
La empresa de análisis de mercado Grand View Research afirma que el seguimiento de rastreo farmacéutico registró su mayor lucro en 2018 precisamente gracias al mercado de etiquetas RFID. Independiente de las razones que existan para adoptar un sistema de etiquetas inteligentes, esas instituciones están mostrando el camino que otros pueden seguir. La pandemia del Coronavirus afectó los ingresos y por eso muchos hospitales pausaron los procedimientos no urgentes, que son los que generalmente ayudan a balancear los presupuestos. Mientras esa industria trata de adaptarse al mercado en la pandemia, los hospitales deben empezar a ver las etiquetas inteligentes como una forma inmediata de mejorar su eficiencia.