Nueve hábitos malos que amenazan tu seguridad

A primera vista, algunos hábitos de nuestras vidas no parecen tener relación con nuestra seguridad. Sin embargo, las apariencias engañan.

Todos usamos Internet y probablemente tengamos nuestras propias rutinas online. Por ejemplo, lo primero que hacen todos al despertar es revisar su email. Estas acciones parecen tan normales y naturales, que las hacemos sin pensarlo dos veces. Pero, tal vez deberíamos. Algunos hábitos diarios afectan negativamente a nuestra vida en general, otros, solo algunos aspectos como: la seguridad online. Y de eso hablaremos ahora.

Teniendo esto en mente, tómate un momento y piensa si alguna vez has hecho algo como:

1. Descargar aplicaciones

Leíste sobre una nueva app para escuchar música, estás buscando otra para gestionar tareas o hacer tu seguimiento fitness, o a lo mejor quieres una extensión para descargar fotos o música de redes sociales. Impaciente por instalarlas, oprimes el botón de “Acepto”…

Espera. ¿Qué estás aceptando? Alguna vez has pensado en ¿qué permisos le estás dando a la app? Muchas apps piden demasiados permisos a los dispositivos, incluyendo algo serio que podría dañarte. En este post, examinamos a detalle los peligros de conceder ciertos permisos a apps en dispositivos Android. Para las extensiones de los navegadores como Chrome y Firefox, aplica lo mismo. Estos también buscan que aceptes diferentes derechos, y los usuarios muchas veces se ven obligados a aceptar sin leer la letra pequeña o sin parar a pensarlo por un momento.

2. Levantarte de la computadora sin bloquearla

Si necesitas un descanso de la pantalla, ¿qué haces? simplemente te levantas y te vas. ¿Qué tiene de malo? Nada, mientras te acuerdes de bloquear tu computadora y configurarla a que requiera de una contraseña para poder acceder de nuevo. Tienes una, ¿no? Sabemos que es muy molesto tener que introducir una contraseña todo el tiempo, pero no es tan molesto como tener que enfrentarte al robo de tu información, ya que cualquiera podría acceder mientras dejas sola tu computadora.

Por lo tanto, crea una contraseña fuerte y súmate al hábito de bloquear tu sesión cada vez que dejes tu computadora sola. Sí, incluso en tu casa. De esta forma, se convertirá en un hábito y nunca dejarás tu computadora desbloqueada en ningún lugar, como en una cafetería o en el trabajo, por ejemplo.

3. Ignorar las actualizaciones

Sí, las notificaciones de actualizaciones pueden cansar. Pero, ¿sabías que el 99% de las computadoras con Windows son propensas al hackeo por vulnerabilidades de tan solo ocho apps? Esto incluye navegadores populares, reproductores multimedia, y plugins de Flash, lo más probable es que hayas utilizado por lo menos uno de estos. Estas aplicaciones son monitoreadas de cerca por cibercriminales, ya que las vulnerabilidades en ellas pueden ser utilizadas para atacar la máxima cantidad de usuarios.

Por la misma razón, los investigadores (que informan regularmente a compañías sobre fallos detectados) y los desarrolladores (quienes lanzan actualizaciones y parches para solucionar estos hoyos de seguridad), investigan constantemente las debilidades de las apps populares. Ignorar las notificaciones de actualizaciones no solo deja a tu equipo en riesgo. Asegúrate de instalar todas las actualizaciones, tu sistema estará mucho más seguro.

4. Hacer muchas cosas al mismo tiempo

Al hecho de hacer muchas cosas al mismo tiempo se le llama multitarea, y una investigación moderna nos dice que hacer esto no es la mejor idea. No solo puede afectar tu concentración y productividad, sino también a tu seguridad.

Con tantas distracciones en la pantalla, las personas multitarea tienden a poner menos atención a lo que abren, hacen click, descargan, etc. Este tipo de personas son presa fácil, sobre todo para engañarlos con un sitio web de phishing, descargar malware enmascarado como un programa legítimo, o hacer algo similar, todo por tener la mente en mil cosas.

Además, la multitarea te cansa más y consume más tiempo. Así que, intenta cerrar esa fila infinita de pestañas de tu navegador y concéntrate en lo que realmente deberías. Sea lo que sea, lo harás más rápido, mejor y más seguro.

5. Echar un ojo

A veces la curiosidad nos gana. ¿Quién no es culpable de haber hecho click al menos una vez, a algún link simplemente porque le pareció interesante? Si eres un infractor frecuente, es probable que sea tiempo de cambiar tu comportamiento. Procura especialmente, evitar sitios web con títulos llamativos, que son los que suelen ser maliciosos.

Desafortunadamente, no siempre es posible decidir si confiar o no en un sitio en particular. Ahí es donde entran en juego las soluciones de seguridad, con sus bases de datos sobre malware y páginas de phising, como también herramientas para detectar actividades sospechosas.

6. Aceptar los términos de servicio

Seguramente no seas el único en utilizar cualquier programa, y leer los términos de servicio es muy aburrido. Seguramente no haya ningún problema en hacer click y aceptarlos, ¿no?

No es así. Muy poca gente lee los acuerdos de usuario final, y los desarrolladores suelen beneficiarse del hecho de que nadie sepa lo que se esconde en ellos. Aquí puedes leer sobre varios casos poco serios de términos extraños que se han encontrado en varios acuerdos de licencias (EULA) de compañías. También te recomendamos echarle un vistazo a un sitio llamado Terms of Service Didn´t Read, que analiza los términos de algunas fuentes populares y destaca los puntos más importantes (y menos importantes) en inglés. En general, vale la pena leer los acuerdos de licencia. Échale un vistazo a nuestro post del blog sobre cómo sobrevivir a los acuerdos de usuario final.

7. Registrarme en sitios web utilizando mi nombre de usuario de redes sociales

“Regístrate aquí”, o … ¡ajá! “Inicia sesión con tu cuenta de Facebook”. Utilizar una cuenta de redes sociales para iniciar sesión te da acceso a cualquier página o app en solo dos pasos. Conveniente, ¿no? Pero si alguien hackea tu cuenta de Facebook, tendrán acceso inmediato a todas las otras cuentas vinculadas a esta.

Hay otro problema: al iniciar sesión a un sitio utilizando una cuenta de redes sociales, el sitio consigue un acceso parcial a los datos de tu cuenta. Es verdad que solo es a la información pública, pero es probable que esto no te agrade siempre. Es parecido a entrar a una tienda con un letrero con tu nombre, tus hobbies y más información sobre ti, probablemente no lo harías.

8. Registrarte, aquí, allá, en todos lados

¿Cuántas cuentas online tienes? ¿Cuántas usas realmente? ¿Todas tienen una contraseña única? ¿Qué pasa si uno de los servicios, del cual ni te acuerdas, sufre de una fuga de datos? Es posible, es mejor eliminar cualquier cuenta que ya no utilices. Esas son las más vulnerables, ya que no las monitoreas, aun así, cuentan con información valiosa como tu email, número de teléfono, contraseña y otra información sensible.

9. Publicar cosas

Cualquier cosa que hayas publicado, digamos tu número de teléfono, jamás volverá a ser privado. Internet recuerda todo, e intentar eliminar esta información puede ser contraproducente (lee sobre el efecto Streisand). Por lo tanto, antes de publicar cualquier cosa, piensa: ¿estás de acuerdo con que esta información se mantenga en la web y sea accesible para cualquiera, en donde sea, para siempre?

Lo más increíble de estos nueve puntos, es lo común que son. Es lo que la gente hace frecuentemente y de forma mecánica, sin pensar en las consecuencias. Ahora que ya leíste este post, te divertirás dándote cuenta de las cosas que haces y que no son seguras. Tómate el tiempo de pensar en lo que haces online y cómo lo haces, lo agradecerás. Nuestro consejo de despedida será que conviertas estos puntos en hábitos a prueba de hackeo. Para más tips de oro sobre seguridad, échale un vistazo a este post.

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