La decepción más devastadora que viví desde que comencé el experimento del biochip fue la posición que tomó Apple en relación con la tecnología NFC. O, para ser más directo, su deseo por usurpar el derecho a utilizar dicha tecnología en su plataforma.
Todos los iPhone 6 tienen un chip NFC incorporado, exclusivo para los desarrolladores de la firma de la manzana. ¿La razón?: los de Cupertino promueven activamente su servicio Apple Pay llevando a cabo este sencillo truco con el objetivo de deshacerse de cualquier competidor que pueda afectar su nueva plataforma. Lo sabía, tan pronto el iPhone 6 llegó. Pero la historia cambia cuando tienes un chip implantado en tu mano. Como dijo una vez Oscar Wilde:
“Sí, soy un soñador, porque soñador es aquel que sólo encuentra su camino bajo la luz de la luna y cuyo castigo es contemplar el alba antes que el resto del mundo”
Luego de haber caído en la cuenta de que mi biochip no será capaz de interactuar con mi iPhone, tuve que asimilar lo siguiente: La mejor tecnología biónica no estará disponible para todos en el futuro. Algo que, por cierto, puede ser usado para manipular a los usuarios.
Actualmente, la Internet de las Cosas está emergiendo tan vívidamente como su propia infraestructura, plataformas, protocolos y normas. En este sentido, la regla de “el primero en llegar” sería ideal para aplicar. Y aquellas empresas que pasan a tener una práctica de desarrollo alineada y eficiente, es posible que tengan una ventaja significativa (que seguramente no van a estar dispuestas a compartir). De hecho, los gigantes de la tecnología están pateando algunos traseros tras intentar redefinir el nuevo mercado: muchos están tratando de domar a los consumidores y seducir a los usuarios con sus productos con el fin de obtener el pedazo más grueso del pastel.
#BionicManDiary, entry 001: the story of how a chip was implanted into my body: https://t.co/tEawdUC2tj by @cheresh pic.twitter.com/dXwzYUdYSC
— Kaspersky (@kaspersky) February 26, 2015
A los consumidores comunes, por supuesto, esto no les preocupa en lo más mínimo: si un dispositivo no les sirve o convence, acababan reemplazándolo por otro. Pero para mí, y para quienes en el futuro usarán más neuro-implantes biónicos, esto es de gran preocupación- toda vez que reemplazar una parte de uno no es tarea fácil. Así que, si en un futuro no muy lejano existiera un sistema de autenticación cibernético en el metro compatible con mi biochip, mientras que en el sistema de autobuses no, estaría en mi plena libertad de elegir la vía más funcional para transportame.
No hablo de viajes transfronterizos ni de problemas que podrían surgir si un ciudadano de un país pasara a ser “incompatible” con la infraestructura de otro. Y tiendo a sobreestimar la magnitud de los posibles problemas al respecto (espero que puedas comprender hacia dónde quiero llegar).
Cuanto más vivo una vida como ‘cyborg novato’ ™, soy más cauteloso en relación con el futuro. Liberamos al genio de la botella, pero no estábamos preparados para enfrentar sus consecuencias. Con el objetivo de cambiar la situación, es necesario llevar a cabo un importante esfuerzo en todos las jerarquías, incluyendo los más altos niveles de la toma de decisiones, algo que pude experimentar con las aplicaciones NFC disponibles en Google Play, y que se han convertido en el rehén de la arquitectura Android.
El chip en sí funciona de manera infalible: es muy sencillo y no hay nada que pueda romperlo o descomponerlo. Ahora bien: los teléfonos inteligentes son otra historia. Yo recomendaría, una vez más, al equipo de Google repasar el código utilizado en las aplicaciones NFC. Suele suceder después de una serie de operaciones de lectura/escritura en la memoria del chip que los smartphones dejan de reconocerlo completamente y necesitan ser renovados. A veces la aplicación NFC se bloquea o se termina sola. En otras palabras: las cosas están en un estadio muy temprano aún (y por “cosas” quiero decir, bueno, “todo”).
La historia de hoy es sobre un caso de uso crítico: desbloquear un smartphone mediante un biochip. Lo que ocurrió durante el experimento no hizo más que aumentar mis preocupaciones sobre esta cuestión.
Esta es una aplicación que instalé por el bien del experimento: TapUnlock
El problema es que, en cierto momento, la aplicación dejó de funcionar. Un rápido análisis de la configuración demostró que el archivo que contenía todas las claves de desbloqueo se corrompió.
La razón, en realidad, no es lo que importa. Lo central aquí es que el smartphone quedó completamente inoperable. No podía ser desbloqueado, dado que no solicitaba el ingreso de ninguna contraseña. Pero eso no es lo peor: resetear el dispositivo tampoco funcionaba. Lo que tenía en mis manos era un pedazo de plástico inútil.
Ahora nos acercamos a una revelación trascendental: esta protección puede ser sorteada de manera muy simple. Ni siquiera es necesario que seas un hacker talentoso. La única habilidad que debes poseer es un conocimiento básico de los sistemas operativos para móviles (Android, en este caso). Android, es un SO bastante seguro, dado que los desarrolladores de aplicaciones de terceros no pueden manipular el kernel del dispositivo.
Al controlar completamente el proceso de desarrollo, Google puede garantizar la estabilidad del kernel y las aplicaciones nativas. No obstante, cuando se trata de desarrolladores de aplicaciones de terceros, el sistema está siempre alerta. Por esta razón, cualquier usuario puede borrar cualquier aplicación que no funcione correctamente.
Para borrar una app que impide que un smartphone de Android se cargue correctamente, sigue los siguientes pasos:
- Presiona y mantén apretado el botón de apagado, elige la opción “Apagar” cuando aparezca el pop-up.
- En el próximo menú que aparece, elige la opción “reiniciar en modo seguro”.
- Luego de que el sistema se reinicie, abre la aplicación de Google Play y elige la opción de “mostrar todas las aplicaciones”.
- Desinstala la aplicación que está causando problemas. En mi caso era TapUnlock.
- Presiona y mantén apretado el botón de apagado y elige la opción de reiniciar el sistema en modo normal.
Cualquier aplicación de terceros puede ser desactivada de esta forma. Esto, de alguna manera, prueba que Google considera que las aplicaciones de terceros son “no confiables” en algún punto.
Por su parte, Apple y Microsoft siguen la misma estrategia. Por lo tanto, con el objetivo de emplear una autenticación confiable, estable y segura mediante biochips habrá que trabajar mucho, tanto a nivel del kernel, como a nivel de la lógica del biochip. En este punto, existen algunos aspectos a tener en cuenta: cifrado asimétrico, autenticación de múltiples factores, etc.
How it feels being a bionic man? Ok, but they have to find a better place for NFC-chip: https://t.co/So2iNCWBBA
— Eugene Kaspersky (@e_kaspersky) March 8, 2015
Las buenas noticias son que los ingenieros de Google y Microsoft ya están trabajando en esto. También me enteré que el #DiarioDelHombreBiónico es leído por varios empleados de Apple. Así que esperamos que ellos también pongan su mayor esfuerzo para solucionar estos problemas.
En mi próximo artículo demostraré cómo adaptamos las entradas de nuestra oficina para que éstas pudieran interactuar con mi biochip. Pero, antes, mostraré lo más importante: una correlación directa entre los biochips y Star Wars.
Como siempre, pueden hacerme cualquier pregunta que deseen. Puedes dejar tus dudas en este Twitter y Facebook.
Hasta la próxima!
Traducido por: Maximiliano De Benedetto y Guillermo Vidal Quinteiro