El fin del mundo ocurrió tal y como lo habíamos predicho. Demasiadas computadoras, demasiados teléfonos móviles y el conocimiento de la población no bastaba para controlarlos a todos. Los detalles del apocalipsis, francamente, son triviales y no tiene sentido repasarlos ahora. Las causas, como siempre, errores puramente humanos. Un virus se salió de control. La Internet se desbordó: los sitios web colapsaron y las redes sociales se plagaron de millones de cuentas falsas. Los usuarios reales súbitamente se convirtieron en víctimas del horror. Las infraestructuras cibernéticas sucumbieron frente a la ola de ataques dirigidos. La era digital estuvo al borde de la extinción. Una oscuridad silenciosa se apoderó de Internet por muchos años.
Unos pocos fueron capaces de sobrevivir al debacle y conseguir asilo. Aquellos que pudieron recopilar las experiencias de los supervivientes, crearon esta Guía de Supervivencia para el Cibermundo que, con suerte, nos ayudará a evitar este mismo destino.
Todos los capítulos de la Guía de Supervivencia para el Cibermundo puedes encontrarlos aquí: https://latam.kaspersky.com/blog/tag/seguridadIS/
Los hackers Bob y Rob no sabían que el Facebook de Josefina tenía una contraseña de 64 caracteres, que incluía una cita de Crepúsculo escrita al revés
Traducido por: Guillermo Vidal Quinteiro