A simple vista, el universo de Dune parece tener deficiencias en el área de tecnologías de la información. La humanidad podrá estar construyendo naves espaciales, pero depende de la mente humana para calcular las rutas de vuelo. Y, por otro lado, los humanos envían tropas a los planetas alienígenas, pero intercambian los mensajes mediante mensajeros. Es decir, colonizan otros mundos pero viven en una sociedad feudal.
Por tanto, ¿qué seguridad de la información hay en esta historia? Pues resulta que bastante, y, de hecho, juega un papel de vital importancia en el universo de Frank Herbert.
¿Por qué el estado de la tecnología es tan deficiente en el primer libro?
Casi todas las rarezas tecnológicas en el universo de Dune se reducen a su prohibición general: en algún momento de su historia, la humanidad se enfrentó a una ciberamenaza global y tomó una serie de medidas radicales: abandonó las tecnologías de la información tan familiares para nosotros y prohibió la inteligencia artificial y las computadoras.
En la primera entrega de la saga de Dune se habla brevemente de los motivos de esta prohibición, y las secuelas incluyen versiones contradictorias de la historia, pero la clave está en que los humanos se rebelaron contra las máquinas y las destruyeron. Con esta prohibición, la posesión de una “máquina pensante” se convierte en un delito capital. La escritura principal (la Biblia Católica Naranja) afirma categóricamente: no construirás una máquina a semejanza de la mente humana.
La necesidad de reemplazar las tecnologías de la información habituales lleva a los humanos a desarrollar sus mentes de una forma asombrosa. Surgen todo tipo de enseñanzas, escuelas, sectas y órdenes, al igual que la capacidad de los humanos para realizar cálculos mentales complejos, guiar naves espaciales a través del espacio, analizar el mundo e incluso influir en las mentes de los demás.
Es más, para gestionar una civilización esparcida por diferentes sistemas estelares, los líderes de la humanidad vuelven a implementar el gobierno monárquico, el feudalismo y el sistema de castas. Sin embargo, a pesar de la desaparición de las computadoras, la información (y la seguridad de la información) ha mantenido un papel vital en la vida de las personas.
El mentat como oficial de seguridad
Un mentat es un humano entrenado para funcionar como una computadora, capaz de procesar grandes cantidades de información en la mente. Por ejemplo, además de desarrollar la estrategia militar, Thufir Hawat de la Casa Atreides de Dune es responsable de:
- Encontrar puertas traseras y vulnerabilidades en el sistema de seguridad del castillo.
- Comprobar los antecedentes de los empleados.
- Evaluar los riesgos.
En otras palabras, desempeña el papel de director de seguridad de la información (CISO). A su vez, al ser básicamente un ordenador orgánico, Hawat también funciona como un motor de seguridad viviente, analizando todas las alertas de amenaza y emitiendo veredictos (siendo paranoicos, también arroja algún falso positivo ocasional). Resulta interesante, a juzgar por la Primera Ley de Mentat, citada por Paul Atreides, que trabaje en algoritmos de análisis del comportamiento: “Para comprender un proceso, no debe interrumpirse. La comprensión debe fluir al mismo tiempo que el proceso, debe unirse a él y caminar con él.”
Herramientas de intercambio de información
Sin las computadoras, las comunicaciones por radio y otros medios anticuados se convierten en los principales medios para el intercambio de información. Pero ninguno de estos métodos resulta particularmente seguro; de hecho, el libro describe varias técnicas que utilizan los personajes para proteger sus canales de comunicación. Además, menciona una serie de métodos seguros de intercambio de la información para reuniones cara a cara en presencia de posibles adversarios.
Comunicación por radio
Hoy en día, el cifrado puede hacer que los intercambios de información por radio sean relativamente seguros (si alguien escucha a escondidas, no entenderá una palabra), pero en el mundo de Dune, sin “máquinas pensantes”, la información tiene que cifrarse manualmente. Por ejemplo, los Atreides utilizan un “lenguaje de batalla”, un sistema de mensajes verbal conocido por los soldados del Duque.
Pero esto no resulta del todo fiable. Después de todo, cuanto más se usa un lenguaje secreto, más probable resulta que el enemigo lo descifre, sobre todo teniendo en cuenta que los verdugos de la Casa Harkonnen usan un criptoanálisis anticuado.
Medios físicos
El intercambio de comunicaciones mediante mensajero es un método cuyas debilidades se conocen desde la antigüedad: un mensajero podría cambiar de bando o ser capturado, o simplemente no llegar, pero incluso sus vulnerabilidades podrían convertirse en una ventaja. Por ejemplo, los Harkonnen suelen planear la intercepción de sus mensajes para que proporcionen información errónea a los enemigos.
El libro hace al menos una mención a un sistema de autodestrucción que usa una cápsula para corroer el material del portador de un mensaje. La Organización Bene Gesserit también cuenta con un lenguaje secreto de puntos que ni siquiera parece información para los no iniciados.
Seguridad de la información para las reuniones en persona
Dune describe dos formas de proteger los encuentros en persona. En primer lugar, los Atreides usan un sistema de señales secretas para intercambiar bastante información justo debajo de las narices del enemigo. En segundo lugar, se instala un “cono de silencio” en el palacio del barón Harkonnen. Distorsiona las voces humanas, permitiendo que las personas hablen sin miedo a los oídos externos. El autor no divulga el funcionamiento de esta tecnología.
El factor humano
Debido a que las “tecnologías de la información” en Dune han migrado a las cabezas de los mentat, los Navegantes, las hermanas Bene Gesserit y otros seres extraños, el factor humano es aún más crítico que en el mundo real actual. Después de todo, Dune ha abandonado los algoritmos que potencialmente podrían detectar errores humanos o intenciones internas maliciosas. Aquí, las predicciones de Herbert son pesimistas: individuos y facciones enteras conspiran, traicionan y se venden; se infiltran en grupos de espías y extraen información mediante la tortura. Además, las hermanas Bene Gesserit poseen el poder de La Voz, un método de manipulación verbal que puede obligar a las personas a actuar en contra de su voluntad.
El Condicionamiento Imperial, un desarrollo tipo juramento hipocrático de la Facultad de Medicina de Suk, ofrece alguna esperanza al evitar, al menos en teoría, que los médicos de Suk dañen a sus pacientes. Pero los Harkonnen encuentran la manera de romper este condicionamiento a través de la presión psicológica causada por la toma de rehén de un ser querido.
Estamos ansiosos por ver cómo Denis Villeneuve lleva todo esto a la pantalla. Es muy probable que su versión del mundo de Frank Herbert no sea tan mala en lo que respecta a la seguridad de la información. En 1984 David Lynch consideró oportuno tomarse bastantes libertades con la fuente original, y es posible que los creadores de la nueva película hayan seguido su ejemplo.