Doxing: otra amenaza online para las mujeres

Por qué es de suma importancia pensar qué compartes online, cómo evitar sufrir doxing y cómo actuar si te conviertes en una víctimas más.

El abuso en internet es un problema en ascenso para muchas personas. Como prueba tenemos al ciberacoso o el stalking, que se expande entre los usuarios, principalmente mujeres, que lo sufren a diario.

Un problema más al que se enfrentan las mujeres es el doxing, la recopilación y publicación de información personal sin su consentimiento. Y, como muchos otros problemas en internet, esta situación podría migrar de lo digital a lo físico.

Para ayudar a combatirlo, Kaspersky recién se asoció con Singapore Council of Women’s Organizations (SCWO), aquí te mostramos los resultados de esta colaboración. También te invitamos a seguir leyendo para evitar ser una víctima más del doxing.

¿Qué es el doxing y cómo puede dañar a las mujeres?

En resumen, el objetivo del doxer es elaborar un dossier detallado sobre un usuario, el cual podría publicar subir a la red directamente o usarlo para extorsionar a la persona. Para llevarlo a cabo no se necesitan herramientas profesionales; se puede decir que prácticamente cualquiera podría recopilar información personal usando un simple motor de búsqueda. Los motivos de esta práctica son muy diversos: intimidar, humillar, chantajear, castigar, etc.

Las consecuencias de dichos actos son igual de diversas, incluso llegar a ser devastadoras. Algunas mujeres se han visto obligadas hasta a cambiar de casa. Por ejemplo, hace poco una streamer muy famosa en Twitch, Wolfabelle, sufrió chantaje a cambio de favores sexuales. El atacante descubrió su dirección y amenazó con publicarla, junto con otros datos privados, si no se sometía a sus demandas sexuales. El doxer incluso llegó a deambular por su casa y tomar fotografías que luego mandó a la víctima.

En otros casos, el doxing puede dañar también a terceros, además de a quién se ha recopilado la información. A veces los atacantes utilizan el dossier para realizar el llamado catfishing, que consiste en crear una identidad falsa en redes sociales o apps de ligue. La víctima de catfishing cree que está hablando con la persona cuya información personal (fotos, principalmente) se ha utilizado para crear un perfil en una red social. Sin embargo, en muchos casos el catfishing no falsifica la identidad de una persona real, solo usa su foto como imagen de perfil.

El doxing: la actividad maliciosa inclusiva

El doxing no discrimina, no debes ser un streamer famoso, una celebridad o un activista. Usualmente, quienes terminan siendo víctimas del ciberacoso llevan vidas muy tranquilas y hasta puede que sus perfiles de redes sociales sean privados.

A veces las víctimas son personas que se identificaron erróneamente y fueron acusadas de algo que no han hecho, como es el caso de Lucy de Canberra, a quien confundieron con otra persona en un vídeo de contenido racista. En pocas horas, los datos personales de Lucy se habían difundido online. Después, Lucy y su familia recibieron numerosas amenazas de muerte y durante semanas no pudieron sentirse a salvo.

Compruébalo por ti mismo

Hacer dox a alguien es muy fácil, tú mismo puedes intentar elaborar un portafolio sobre ti o cualquiera de tus conocidos (claro que con su consentimiento) y ver todo lo que eres capaz de encontrar. Para ello, solo tienes que buscar en Google a la persona y navegar entre todo lo que encuentres usando su apodo o nombre redes sociales y demás sitios. La cantidad de información que puedes llegar a recopilar te sorprenderá.

Entonces, ¿cómo puedo protegerme?

La mejor forma de evitar el doxing es preparándote en su contra. Para ello, puedes seguir estos simples consejos que recopilamos:

Haz que tu perfil sea privado y revisa quién te sigue

Así, al menos sabrás quién puede ver tus publicaciones. Pero volver tu perfil sea privado no es suficiente, también debes revisar tus seguidores, ¿los conoces? ¿Confías en ellos? Recuerda que cualquiera de ellos podría hacer una captura de pantalla de lo que acabas de publicar, y poner en riesgo tu espacio “privado” online.

Piensa bien antes de publicar

En internet nada es temporal, por lo que un post de Instagram que borraste después de publicar podría haberse quedado guardada en un sitio web que replique la red social. Las ediciones de las publicaciones también pueden registrarse y, claro, tus seguidores también lo podrían guardar.

Por ende, antes de publicar cualquier cosa online o admitir el intercambio de información con cualquier plataforma, piénsalo dos veces o hasta tres, en especial si hablamos de información sensible (hablaremos sobre esto más adelante). No olvides que algo que te puede parecer insignificante, como los sitios que visitas, podrían explotarlo los doxers y usarlo para crear tu perfil.

Reconsidera tu interpretación de los datos personales

Cuando te conviertes en una víctima de doxing, el daño es prácticamente irreversible (hablaremos sobre cómo minimizar los daños más adelante). Lo primero que cualquier usuario debería hacer es reconsiderar su actitud hacia los datos personales y lo qué entiende sobre ellos.

Los datos personales son aquellos que pueden ayudar a identificarte de forma directa o indirecta. Por ejemplo, tu foto o apellido te identifican de forma directa, pero tu e-mail, número de teléfono y hasta la ubicación de tu trabajo también pueden identificarte.

Algunos datos personales pueden ser más sensibles que otros. Por ejemplo, exponer las creencias religiosas, etnia o datos relacionados con la salud puede generar serios problemas en circunstancias especiales. Por ello, a la hora de publicar este tipo de datos en cualquier sitio piénsalo dos veces.

Lógicamente, hay regulaciones que protegen tus datos personales. Por ejemplo, en la UE está el RGPD, un reglamento bastante estricto que obliga a las organizaciones a tratar con especial cuidado los datos personales. Pero esto no ha impedido que particulares recopilen la información personal que publican otros, conscientemente o no.

No compartas tu ubicación

Entre los datos más sensibles se encuentran los lugares que usualmente visitas o tu domicilio, ya que un acosador podría fácilmente explotarlos en persona. Por ello, es tan importante que restrinjas el acceso a este tipo de información lo más posible. Pensando en esto, igual es buena idea reconsiderar tu política de etiquetado de geolocalización. Pero las redes sociales no son la única fuente de este tipo de datos.

En ocasiones, las aplicaciones que utilizas pueden revelar tu ubicación. Por ejemplo, uno de nuestros investigadores utilizó una aplicación de jogging que te permite registrar tus carreras. Sorpresa que se llevó cuando descubrió que la aplicación compartía su ruta, foto y nombre de usuario online, información que era visible para cualquier usuario.

La conclusión es muy simple: comprueba todas tus aplicaciones y asegúrate de que no compartan tu ubicación innecesariamente. Los dispositivos de Apple te ayudan con esta tarea, de hecho, te notifican sobre la configuración de tu geolocalización siempre que comienzas a usar una nueva. Pero, si ya instalaste la aplicación o si usas otras plataformas, tendrás que comprobar manualmente su configuración.

Sufrí doxing. ¿Y ahora qué hago?

Si tú o algún conocido sufrió doxing, siempre se pueden seguir estos consejos para disminuir los daños:

Denuncia todas las publicaciones que difundan tu información personal. Las plataformas de redes sociales suelen considerar la difusión de este tipo de información como una violación, por lo que es muy probable que puedas tirar este tipo de posts. Para agilizar este proceso, puedes pedir a tus amigos que también denuncien la publicación.

Junta pruebas. Guarda todos los mails, publicaciones de otros usuarios, llamadas y cualquier otro tipo de interacción en la que te hayan amenazado. Recopila toda la información con detalle, te ayudará no solo cuando denuncies el abuso en las redes sociales, sino también con la policía.

Contacta a la policía. Es probable que en la comisaría de tu localidad no hayan escuchado hablar del doxing, pero con suerte entenderán los peligros del abuso y las amenazas online. Toma medidas y compárteles todo lo que sepas.

Pide ayuda. Cuéntaselo a tus amigos y familiares. No tengas dudas en contactar a una ONG a tu alcance que ayude a las víctimas del ciberacoso, como la SCWO en Singapur, por ejemplo.

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