La realidad del cripto-mundo. Parte II: tokens no fungibles

En la parte II de la serie, profundizaremos sobre Ethereum y sus novedades: los contratos inteligentes, las DAO y los NFT.

En la parte II de la serie, profundizaremos sobre Ethereum y sus novedades: los contratos inteligentes, las DAO y los NFT.

En la primera parte de esta serie aportamos algunas nociones básicas sobre criptomonedas y… nos quedamos con un sabor amargo. Hablamos de que las criptomonedas, en realidad, no son monedas verdaderas, solo han permitido crear el casino más grande y accesible del mundo (después de Wall Street). Y concluimos con una declaración que los entusiastas de este mundo quizá consideren provocativa: el blockchain es una solución que busca su problema…

Estoy seguro de que los argumentos en contra giran en torno a Ethereum, otra blockchain de la que hablamos varias veces en la primera parte, pero que ahora necesita una introducción por completo. Ethereum aporta mejoras conceptuales importantes en comparación con Bitcoin e introduce una gran variedad de aplicaciones nuevas que se centran en los llamados “contratos inteligentes”. Entre estas aplicaciones se encuentran las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO) y los tokens no fungibles (NFT). Y aquí, otra vez, encontramos la necesidad de profundizar en los aspectos técnicos de la tecnología antes de tan siquiera poder considerar la naturaleza de lo que generó.

Conozcamos Ether

En 2013, un joven entusiasmado por Bitcoin, Vitalik Buterin, publicó su propio diseño de una criptomoneda. De acuerdo con su visión, no había razón por la que el blockchain solo debiera contener registros de transacciones simples, imaginando lo que sucedería si en su lugar contuviera un código.

¡Esta bestia puede albergar mucho código!

¡Esta bestia puede albergar mucho código!

Ethereum todavía admitía la transferencia de su “moneda” correspondiente (Ether) de una cuenta a otra, pero no acaba ahí, los participantes en la red pueden escribir programas (“contratos inteligentes”), almacenarlos en la blockchain y hacer que otras personas interactúen con las funciones que presentan [1] El lenguaje de programación utilizado en esta cadena de bloques se llama Solidity y permite a los programadores definir funciones que tienen permisos específicos (o sea, solo el propietario actual del contrato puede acceder a ellos) o requieren que se aplique un pago, proporcionando la base para los contratos inteligentes.. Este avance cambia la naturaleza blockchain: al tiempo que Bitcoin era una base de datos distribuida, Ethereum se convirtió en un registro distribuido de estados del programa. El concepto de tarifas de transacción (conocido ahora como “gas”) fue rediseñado para tomar en cuenta este nuevo paradigma, y ahora ​​los usuarios pagan una cuota por cada transacción ejecutada [2] Además de la tarifa de instrucción, también puede haber una cantidad variable elegida por un remitente. Optar por dar una “propina” más grande permite que una transacción salte la línea y se procese antes que las demás. Esto conduce a “guerras de gas” cuando varios postores compiten por una compra. El récord histórico (1 de mayo de 2022) fue de alrededor de 200.000 dólares.. Los participantes de la red no solo validan las transacciones como solían hacerlo, sino que también ejecutan el código del contrato para calcular y almacenar su nuevo estado después de realizar las funciones solicitadas. Esto lleva a los usuarios de Ethereum a referirse a la “Máquina virtual de Ethereum”, que es como una gran computadora que supuestamente emerge del sistema general.

Debido a este concepto, Ethereum espera desencadenar nada menos que una revolución en la manera en que la informática es concebida, con su marco integrado de programación distribuida, pero poco fiable. La idea central radica en que cuando Bitcoin persiguió a la industria bancaria, realmente le faltaba ambición. Al fin y al cabo, muchas otras industrias están plagadas de intermediarios y terceras partes que podrían reemplazarse con un contrato inteligente diseñado cuidadosamente: compañías de seguros, sistemas de envío de paquetes y, ¿por qué no incluso los gobiernos del futuro?

Los contratos inteligentes (son programas tontos)

Para este momento quizá ya te diste cuenta del molesto exceso de terminología específica del dominio (y en realidad bastante fortuita). El mundo de las criptomonedas ha seguido la estela de la industria financiera utilizando también una jerga rimbombante (sospecho que es un intento de disuadir a las personas de investigar sus actividades). Esto es algo contra lo que queremos luchar a través de esta serie de artículos.

Vayamos al punto: los contratos inteligentes, que me imagino recibieron este nombre debido a las alentadoras asociaciones del mundo real que evocan. Los contratos se perciben como algo seguro, por lo que, si también son inteligentes, seguro son infalibles. Desgraciadamente, el término “contratos inteligentes” es doblemente inapropiado. Primero, estos contratos serán tan inteligentes como sus programadores lo sean (dejaré que cada lector decida cuál es la inteligencia media). Segundo, si bien se trata de contratos vinculantes (ya que las operaciones en la blockchain son irreversibles), estos no otorgan garantía alguna de las que se asocian tradicionalmente a los contratos realizados en el mundo real. No existen cripto-tribunales de justicia en los que se pueda apelar en caso de que el espíritu del contrato sea vulnerado, o si resulta que realmente la persona no estaba capacitada para realizar un contrato (un menor de edad, por ejemplo) o si el contrato ni siquiera era legal desde el comienzo. Los contratos inteligentes también son conocidos como dApps (aplicaciones descentralizadas), un término que, en mi opinión, es más acertado.

Los defensores de Ethereum rechazan sistemáticamente cualquier objeción a la naturaleza y los méritos de los contratos inteligentes con la expresión Сode is Law (“El código es la ley”). Esta afirmación transmite la idea de que, dado que un contrato inteligente se hace de código, no puede haber duplicidad. Cualquier cosa que esté en el contrato se ejecuta por máquinas neutrales en la red, y el mecanismo de la blockchain proporciona grandes garantías de que el resultado no será alterado. Todas las interacciones con el contrato (mediante llamadas a función) se registran también en la blockchain de manera pública, lo que evita el juego sucio ya que sería muy obvio. Entonces, ¿cuál es el problema?

Uno de los problemas debería ser evidente para cualquier persona que cuente con al menos una experiencia limitada en programación. Imagina que debes escribir un código que maneje enormes cantidades de dinero con un sistema integrado de recompensas por errores (hacker-takes-it-all) y que solo puedas validarlo una vez antes de que todos puedan interactuar con él. Recuerda que no hay datos de modificación en la blockchain y, de hecho, sería un problema si los contratos pudieran cambiarse después de que las personas comenzaron a usarlos [3] En realidad, existen formas de proporcionar mecanismos de actualización, pero son muy caros y necesitan configurar una arquitectura compleja. Además, la introducción de estas contingencias crea una situación Catch-22 en la que la capacidad de corregir errores trae consigo la posibilidad de abuso para los desarrolladores por contrato.. ¿Qué tanto confiarías en tu capacidad para no cometer nunca un error?

Y, analizando el problema desde el otro lado, ¿qué probabilidad hay de que tú, un usuario con un contrato inteligente, recibas un “consentimiento genuino” cuando se requiera realizar una auditoría de código literal? Esto sobrepasa la teoría. El pasado abril, el proyecto AkuDreams NFT encontró un contratiempo importante al encontrarse varios errores que provocaron que la dApp se encontrara bloqueada. Como resultado, el equivalente a 34 millones de dólares se quedaron atrapados en el contrato para siempre, sin que nadie, en absoluto, pudieraacceder a los fondos [4] Aquí puedes encontrar un profundo análisis de los errores en la dApp, que ilustra bien el tipo de sutilezas trágicas que pueden aniquilar el espíritu de un contrato., ¡ni siquiera su desarrollador original! Dura lex, sed lex? (¿La ley es dura, pero es ley?).

La herejía de los programas inmutables

En este momento, los optimistas podrían decir que no importa cuántos ejemplos de contratos defectuosos mencione, esto no quiere decir que los contratos no puedan ser implementados de forma adecuada, y que solo se necesita más tiempo para que el campo madure y adquiera experiencia. Pero, yo diría lo contrario: al ver lo incapaz que aparenta ser el campo al momento de desarrollar aplicaciones “sencillas” de forma segura, parece que la idea de pasar a contratos más complejos es absurda. Quien crea que las pólizas de seguro completas podrían traducirse a dApps es un programador que no tiene ni idea de la complejidad de las pólizas de seguros o es un asegurador que nunca ha escrito una sola línea de código en su vida (sin tener en cuenta el hecho de que las blockchains ignoran felizmente la mayoría de las cosas que suceden en la vida real, como los incendios o los accidentes de tráfico).

Después de trabajar en la industria de la seguridad durante más de 10 años, siento que es mi obligación informar que cualquiera que considere seria la idea de migrar tecnologías de la vida real a un entorno de escritura única está totalmente loco. Aunque no consideráramos todos los problemas presentes en las blockchains (los cuales presentamos en la parte I de esta serie), la historia nos muestra que los errores de programación pueden ocurrir, seguirán ocurriendo y que los parches son una necesidad vital. En el peor de los casos: algún día se podría descubrir un fallo de diseño en Solidity, como ha pasado en la historia de muchos otros lenguajes de programación, y entonces, ¿qué pasaría con todos los contratos comprometidos?

Esta falta de flexibilidad es un problema en todos los niveles. Lo que se hace, se hace en la blockchain: los programas defectuosos no se pueden recuperar y los accidentes y los hackeos no pueden revertirse, incluso aunque se consiga una orden judicial de alguna forma. Como era de esperar, un ecosistema tan implacable, donde estás a tan solo un clic de distancia de la ruina financiera, también es un terreno fértil para las estafas (hablaremos de esto más adelante).

Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO)

Antes de poder pasar a los NFT, hay un último concepto que me gustaría presentar, aunque solo sea por hablar de la historia más increíble y reveladora de toda la industria de las criptomonedas.

Después de descubrir qué son las dApps, no me parece difícil de imaginar que también se han usado como una especie de sistemas de gobierno. Puedes pensar en los DAO como contratos inteligentes en los que los usuarios pueden juntar fondos. El contrato codifica un conjunto de reglas predeterminadas (que se pueden implementar de forma adecuada o no), por ejemplo, emitir votos sobre cómo se utilizan los fondos, cómo retirarlos, bajo qué condiciones, etc.

Quienes defienden a las DAO dicen que tienen el potencial de revolucionar la sociedad y redefinir las estructuras de poder: podrían permitir formas de gestión transparentes y justas y representar el futuro de los gobiernos comunitarios. Sin embargo, yo considero que, por el contrario, la idea central de resolver las interacciones sociales mediante conjuntos rígidos de reglas grabadas en una piedra cibernética es un gran error. Aunque las interacciones sociales se pudieran trasladar a código (que no es posible) o aunque pudieran implementarse sin errores ni comportamientos emergentes problemáticos (que no pueden), las normas se encuentran en un flujo constante. El mundo cambia y, en ocasiones, las reglas de ayer deben romperse.

El primer DAO fue creado en mayo de 2016 y se llamó simplemente “The DAO”. Seducidos por el potencial percibido y la oportunidad de participar en este experimento social único, las personas se unieron en masa al proyecto y este recaudó alrededor de 150 millones de dólares en ese momento. Se suponía que la DAO operaría como un fondo de capital de riesgo descentralizado. La gente presentaría proyectos a los miembros de DAO expertos en negocios (recién graduados, sin duda, de la famosa Reddit School of Economics), quienes decidirían a cuáles apoyar mediante sus poderes de.

Desgraciadamente para ellos, otra vulnerabilidad en un contrato inteligente llevó a un atacante a robar alrededor de un tercio del ETH administrado por el fondo. La cantidad de moneda robada fue aproximadamente del 5 % de todas las monedas en la blockchain. No obstante, aunque este parece un caso de abrir y cerrar rápidamente ya que la idea es que hay que “aguantarse porque el código es la ley”, en este robo se vieron involucrados suficientes jugadores importantes en el ecosistema para que pudieran organizar lo que se llama una “bifurcación dura”. Crearon una copia de la bloackchain en la que la transacción fraudulenta… jamás pasó y comenzaron a usar esa en su lugar, básicamente dividiendo la realidad en dos finales alternativos. Todos los actores principales, así como los desarrolladores de Ethereum, cambiaron oficialmente a la “línea de tiempo” no hackeada y la han usado activamente desde entonces, convirtiéndola de hecho en la estándar. La otra versión, que posteriormente se llamó Ethereum Classic, sigue viva como una criptomoneda de tercera categoría tan centralizada que de hecho se produjo un ataque del 51 % en 2019.

Los desarrolladores de Ethereum se mudan a un universo paralelo en el que no hayan sido hackeados

Los desarrolladores de Ethereum se mudan a un universo paralelo en el que no hayan sido hackeados

Esta historia termina con el mito del ecosistema igualitario y descentralizado. Pero no te equivoques, si te unieras al sistema y sufrieras una estafa, blockchain no cambiaría por ti. Pero, cuando las ganancias que se ven amenazadas son de la élite, todas las garantías se van por la borda y se encuentra una forma (fuera de la blockchain si es necesario) de aprovechar su tremendo poder político y financiero en el sistema, rescatarles y restaurar su supremacía [5] Si quieres saber más locuras sobre las DAO, en este caso de la categoría de “incompetencia y arrogancia”, también te recomiendo la historia de SpiceDAO. En ella, un grupo adquiere el guion de una adaptación cinematográfica de Dune no producida (del director Alejandro Jodorowsky) creyendo que esto les da permiso a crear una gran empresa de entretenimiento. Aquí es donde comienza el drama..

Finalmente: una definición de los tokens no fungibles

Y finalmente aquí estamos, armados con todos los antecedentes que necesitamos para entender qué son los NFT. Al ser complejos a nivel conceptual, debemos definirlos desde varios ángulos. En el aspecto práctico, un NFT es un certificado de propiedad registrado en una blockchain. En el mundo real podemos compararlo (de forma muy apropiada) con una ficha de casino: con la ficha, eres dueño de lo que le corresponda, pero eres libre de regalarla o venderla si encuentras un comprador. Técnicamente hablando, es un contrato inteligente que contiene una o varias de esas fichas (“tokens”): una especie de hoja de cálculo que enumera quién es el propietario de cada una de ellas y las funciones que maneja su transferencia.

Por lo general, el contrato inteligente contiene enlaces que dirigen a los recursos que corresponden a cada token, porque sería demasiado caro almacenar el recurso en sí mismo en la blockchain. En el peor de los escenarios, este enlace puede ser un simple HTTPS y, como tal, está sujeto a la descomposición del enlace (es decir, en un par de años a partir de ahora, la URL podría no dirigir a nada porque el dominio expiró o cambió de dueño). Una solución más efectiva es usar un enlace IPFS, pero esto tampoco es infalible. Y, obviamente, quien controle el almacenamiento  debe ser de confianza para que no cambie lo que hay en el otro extremo, por ejemplo, con un emoji de caca, tras realizarse la venta.

Esto es lo que pasa cuando compras un enlace.

Esto es lo que pasa cuando compras un enlace.

Y entonces pensarás con recelo: “espera, ¿eso es todo?” —. Sí. Eso es todo lo que hay. Poseer un token no fungible solo significa que, en algún lugar, hay un contrato inteligente que dice: “[Nombre] posee el token con ID 0x12345”. Los derechos, o derechos derivados de esta propiedad, varían mucho. Los tokens podrían usarse para otras aplicaciones: un desarrollador podría crear una aplicación de mensajería instantánea en la que solo se pueda acceder a ciertos canales si tiene un token específico. O tal vez solo puedas interactuar con una determinada dApp si cuentas con un token especial. Algunos usos son simplemente construcciones sociales: un artista puede crear una dApp mediante un acuerdo por el que cada token represente una obra de arte en particular y la propiedad del token equivalga a la propiedad del archivo asociado. Esto nos lleva a una muy controvertida pregunta en el mundo de los NFT.

¿Qué significa la propiedad digital?

La idea de poseer bienes digitales existía mucho antes de que los NFT aparecieran. Durante años se han jugado videojuegos MMORPG para obtener equipos de nivel S que puedan utilizar y de los que puedan obtener algún valor (como matar monstruos más fácilmente). No obstante, se podría argumentar que no son dueños de esos objetos del juego en realidad, ya que son tan solo una entrada en la base de datos de los desarrolladores de los juegos. Teóricamente, el elemento podría ser eliminado en cualquier momento y, de hecho, su destino es ese, algún día cuando el juego se termine y sus servidores se apaguen. Bajo la mirada de los partidarios de NFT, esta es una gran razón para transferir esta información de propiedad a la blockchain, donde estará a salvo ante decisiones arbitrarias (siempre y cuando el contrato inteligente no tenga una puerta trasera ni contenga errores). No se para qué te sirve una espada +100 protegida por la blockchain si el desarrollador del juego decide que ya no puedes usarla o si el juego deja de existir, pero eso qué importa.

La dura verdad es que: en realidad no existe un concepto de propiedad exclusiva en el ámbito digital y nunca podrá existir. Esto fue descubierto hace tiempo por el resto de la industria del software. Cuando compras un programa online, lo que obtienes es una licencia con ciertos derechos, como es el uso del software, pero no su posesión como tal; el programa todavía forma parte de la propiedad intelectual de su desarrollador. Por el otro lado, en el ámbito digital donde todo son datos, tampoco existe el concepto de robo  (“el robo consiste en arrebatar la propiedad personal de otra persona con la intención de privar a esa persona del uso de su propiedad”). Legalmente hablando, no puedo robar tus datos porque no te los puedo quitar después. Solo puedo acceder a ellos o replicarlos sin autorización. Por si te lo has preguntado alguna vez, esta es la razón por la que la piratería de software siempre se juzga por infringir derechos de autor y no por otros cargos relacionados con el robo.

La propiedad digital resumida en un tweet

La propiedad digital resumida en un tweet

Si compras algo en la vida real (una baguete, por ejemplo), es muy difícil cuestionar tu propiedad. Y esto no es porque puedas agitar orgullosamente el ticket de la panadería en la cara de quien lo niegue, sino porque sostienes la baguete con fuerza, pero a la vez suavemente entre tus brazos (como deberías), y dices: “mira, aquí la tengo, es mía, aquí está”. El subtexto aquí es que la baguete, como objeto material, es única (existen muchas baguetes, pero solo una es esta baguete), y presentarla bajo tu control legal es suficiente prueba de que es tuya. Los objetos digitales, gracias a su naturaleza de secuencias de bits copiados varias veces al día en el proceso de su uso previsto, no tienen esta propiedad. Esta solución del mundo de los NFT donde se les marca con un número de serie en realidad no cambia este hecho básico. La imagen certificada de tu mono feo es exactamente igual que la que se obtiene al clicar con el botón derecho y darle “save”.

Espera un poco, ¿dices que hay posesiones más abstractas en las que no es tan fácil probar su propiedad? Por ejemplo, un pedazo de tierra: con el simple hecho de ocuparlo no te convierte en su propietario legal. Para demostrar tus derechos de propiedad, debes mostrar una escritura que también podría almacenarse en una blockchain en la que sea pública, verificada y no censurable. Esto, que parece un fuerte argumento a favor de los NFT, resulta en realidad un jaque mate. Imagina que compras un terreno y las escrituras se almacenan en la blockchain de Ethereum. Llegas a tu nueva casa, pero yo ya estoy sentado en bata en el sillón. “¡Esta es mi casa, la compré!” — protestas, señalando al contrato inteligente. Pero yo respondo: “Bueno, yo también la compré”, y luego te enseño mi propio contrato inteligente que también en la blockchain de Solana. Y además añado que: “No reconozco la autoridad de la blockchain de Ethereum” [6] ¿Y por qué lo haría? ¡Hay literalmente mil blockchains competidoras! Sí, mil. Entre otros ejemplos están: Tezos, EOSIO, Stellar, Neo, QTUM, Waves. En ese momento tus opciones son:

Salir de mi terreno.

Esperar a que el Sr. Buterin proclame la República Popular de Ethereum (que, por cierto, sería una      total oligarquía), formar un ejército y hacer valer tus derechos de propiedad por encima de los míos.

Llevar tus quejas a los tribunales locales: la opción más probable.

Y esto nos lleva a dos requisitos previos importantes para el concepto de propiedad. Uno: no puede haber propiedad de los bienes digitales porque no son únicos. Dos: no puede haber propiedad de bienes físicos sin una autoridad central (es decir, un gobierno). Por ello, se puede decir que, al no cumplir ninguno de estos requisitos previos, los NFT, no tienen nada que ver con la propiedad.

Entonces, ¿qué son los NFT?

Lo curioso es que en realidad nadie lo sabe. Después de revolverse los sesos, puede que los reguladores los clasifiquen como valores. Los abogados advierten que, a menos que un NFT venga acompañado de un acuerdo explícito, el acuerdo implícito probablemente solo cubra la visualización del activo digital correspondiente y hasta ahí. Por ejemplo, no podrías imprimir una playera con tu CryptoPunk de un millón de dólares. Esto duele, ¿cierto?

Los optimistas hablan de los NFT como una forma de apoyar a los artistas y liberarlos de las galerías de arte y sus imposiciones. Señalan que los contratos inteligentes también pueden contener disposiciones que permitan al artista original ganar cánones por cada venta posterior. No se puede negar que algunos artistas han recibido pagos masivos por las ventas de NFT, pero la percepción general del mercado de arte NFT se encuentra muy sesgada por el gran impacto de los medios, pero en realidad las transacciones récord son anecdóticas. La artista Kimberly Parker y un especialista en datos nos aportaron un análisis sobre estas cifras que revela información muy interesante.

Ventas primarias de NFT: distribución de precios.

Ventas primarias de NFT: distribución de precios. Fuente

  • La gran mayoría (~70 %) de los NFT vendidos nunca encuentran un comprador secundario.
  • Solo alrededor del 10 % de los NFT se venden alguna vez por más de 400 dólares. El uso de colecciones en general en lugar de obras de arte individuales revela exactamente la misma tendencia.
  • Para un NFT que se vendió por 100 dólares, las tarifas de plataforma y gas pueden representar del 70 % al 150 % del precio total. Lo que significa que en estos casos, el artista medio en realidad pierde dinero.

Observando los pocos proyectos que tuvieron un rendimiento superior en este ámbito podemos ver un panorama inquietante, donde el valor intrínseco o artístico de una pieza importa muy poco si se compara con la capacidad del vendedor para hacer publicidad y atraer la atención de los medios. En un giro no tan impredecible, involucrar a personas influyentes como Logan Paul o MrBeast literalmente en estrategias de bombeo y descarga de NFT resulta ser una táctica sumamente rentable. Así como lo es involucrar a famosos como Paris Hilton (¿cuál es su contribución, más allá de su imagen y alcance mediático?) o Justin Bieber. No obstante, si no cuentas con una gran comunidad a la que movilizar o no tienes acceso a personajes famosos, pero tienes algunos millones de dólares de sobra, quizá puedas generar revuelo al hacer una compra récord y esperar a que los medios de comunicación difundan de la noticia.

Pero entonces, ¿qué son los NFT en realidad?

Pareciera que llegamos a un callejón sin salida: los NFT no representan de forma adecuada la prueba de propiedad y, al igual que la tecnología en la que se basan, parece que solo traen fortuna a los que ya son ricos o famosos en su mayoría. Ya vimos que los bitcoins y los ether no son monedas, ya que no se pueden comprar productos reales con ellos. Según algunas teorías, los NFT se crearon para llenar este vacío: para crear un mercado que finalmente permita que la moneda circule por el ecosistema. Para poder verlo, es importantísimo entender cómo fluye el dinero en el mundo de las criptomonedas.

Los ethers y los bitcoins son creados de la nada en sus respectivos entornos, caen del cielo como recompensa a los mineros por mantener la infraestructura de cada red. Pero los mineros, al ser seres corpóreos que tienen cuentas por pagar, tarde o temprano necesitarán cambiar sus BTC o ETH por monedas del mundo real. Incluso cuando todo empezó, los primeros usuarios que pudieron extraer o adquirir cantidades significativas de estas monedas con una pequeña inversión tienen un fuerte incentivo para cambiarlas, simplemente porque no hay algo en lo que puedan gastar sus criptomonedas.

No puedes comprar bienes reales con Ethereum o Bitcoin, por lo que la única opción es cambiarlos por dólares, por ejemplo. Pero ¿esto cómo se hace? Claro que existen plataformas de intercambio, pero estas solo actúan como intermediarios entre vendedores y compradores, arrojando tantos fondos en cada moneda como sea necesario para suavizar las cosas. Si acudes a ellos con 10 millones de dólares en ETH, no se lo llevarán todo. Si en el mercado hay una demanda de 10 millones de dólares, es seguro que logres tu venta, pero si no, tu oferta comercial permanecerá en el sistema y, con suerte, siempre que nadie haga una oferta con una tasa más atractiva, tu ETH se venderá en algún momento a medida que nuevas personas se sumen a la gran familia de Ethereum.

Solo puede acortarse una fila cuando haya gente en la otra

Solo puede acortarse una fila cuando haya gente en la otra

Puedes ver el mayor defecto de este sistema, ¿verdad? ¿Por qué alguien en su sano juicio compraría tus ETH o BTC sabiendo que no podrá comprar nada con ellos? Inevitablemente, estas personas también tendrán que cambiar después su oro cibernético por dólares, entonces, ¿por qué se condenarían a sí mismas a pasar por esta misma experiencia tan terrible? La respuesta es que esperan obtener ganancias vendiendo sus criptomonedas por una cantidad más grande que por la que las compraron. No obstante, un hecho brutal que no es mencionado en los encabezados de las noticias por estrategia es que el ecosistema de las criptomonedas posee un gran problema de liquidez. Las espectaculares ventas de NFT se anuncian en dólares, pero tienen lugar en ETH, y este precio anunciado en dólares es meramente teórico hasta que la criptomoneda se intercambia. Poco importa que cada ETH se venda por alrededor de 1.800 dólares (en el momento en el que se escribe este artículo) si solo hay una demanda de 100 de ellos. Su valor de 10 millones de dólares en ether simplemente no se logrará.

En resumen: los principales propietarios de monedas tienen una urgente necesidad de cobrar, pero solo pueden hacerlo si hay el flujo de personas que se inscriben es constante [7] Idealmente, la afluencia también debería ser masiva, ya que la demanda superior a la oferta aumentaría los tipos de cambio y aumentaría los márgenes de beneficio de las personas que realizan el canjeo. Esto quiere decir que los usuarios de criptomonedas tienen un interés financiero directo en la adopción masiva y esto les ciega ante todos los errores sistémicos del ecosistema. En palabras de Upton Sinclair: “es difícil lograr que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que no lo entienda”., y la única causa racional por la que las personas comprarían criptomonedas es con fines especulativos. Estructuralmente, el mundo criptográfico en su conjunto no solo depende de ello, sino que tiene una necesidad existencial de especulación para garantizar su flujo de efectivo. No hace falta decir que dichos especuladores pronto se enfrentarán al mismo problema y necesitarán nuevas oleadas de compradores para obtener ganancias, y así sucesivamente.

No es una pirámide, es un cono poligonal bajo

Bajo este contexto, reinterpretar el fenómeno de los NFT como una exageración fabricada, diseñada para atraer a estos nuevos compradores vitales es bastante tentador. Esto explica la desconexión aparente entre los productos (es decir, archivos JPEG o PNG posiblemente horribles) y su precio de mercado. También explica por qué los principales propietarios de capital criptográfico están tan dispuestos a gastar cantidades ingentes de criptomonedas cuando podrían retirarse a una isla lejana. Simple, si no pueden canjear sus ethers, esas monedas no valen nada. Por tanto, tiene sentido gastarlos de una forma espectacular que genere ruido y cree la ilusión de que existen personas que generan una fortuna con los NFT, para así generar las condiciones idóneas para poder canjearlos en un futuro. O sea, los locos precios de venta generan un gran revuelo en los medios, esto impulsa a nuevos compradores y la afluencia de estos nuevos compradores hace posible el cobro por parte de los vendedores.

Por tanto, si te interesan las criptomonedas y los NFT, estarías totalmente equivocado si crees que cualquiera de estos componentes rigen este ecosistema. Lo único que importa en el mundo de las criptomonedas son los nuevos participantes. Los proyectos de NFT nacen y mueren de acuerdo con su capacidad para generar suficiente entusiasmo y convencer a los que aún no están dentro de este sistema de que tendrán grandes retornos de inversión si se unen ahora mismo, para lo que primero necesitan comprar Ethereum.

Ciega en el sentido de que no puede ver nada

Ciega en el sentido de que no puede ver nada

Como podrás imaginar, una estructura tan tóxica solo puede generar los peores incentivos, y este ecosistema está repleto de fraudes. Cada estafa existente se ha adaptado de una manera u otra a este nuevo y valiente mundo y, de hecho, todas se han convertido en el modus operandi predeterminado ya que no existe regulación alguna, protección al consumidor o la posibilidad de interponer un recurso. Al introducirte en el mercado de los NFT, puedes esperar encontrarte con lo siguiente cada semana:

  • Comercio de lavado: donde los organizadores del proyecto compran e intercambian sus propios tokens entre múltiples cuentas que operan para inflar los precios y crear una falsa ilusión de alta demanda.
  • Rug pulls: Muchos proyectos de NFT no se limitan solo a ofrecer tokens, sino que se presentan como oportunidades de crowdsourcing (página archivada por razones obvias) en las que se supone que el dinero de la venta será invertido en la creación de productos o servicios posteriores, como: golosinas, películas, videojuegos, etc. Las posibles DAO asociadas permiten que los participantes se involucren en la dirección de los proyectos derivados y, como era de esperar de las personas que no saben nada sobre las industrias en las que pretenden entrar, por lo general o no cumplen y/o desaparecen con los fondos.

También puedes encontrarte con ataques relacionados con ciberseguridad: phishing, hackeo de contratos inteligentes, malware e infracciones del mercado. Y no olvidemos el clásico robo de arte, ya que absolutamente nada te impide crear NFT a partir de obras de arte que no posees. Esta situación es tan frecuente que DeviantArt desarrolló una función que detecta en automático las infracciones de NFT y ya ha generado 80.000 alertas.

Mientras tanto, los abogados de Twitter se cuestionan seriamente si Seth Green todavía tiene los derechos de autor que necesita para continuar con el proyecto de su programa de televisión llamado

Mientras tanto, los abogados de Twitter se cuestionan seriamente si Seth Green todavía tiene los derechos de autor que necesita para continuar con el proyecto de su programa de televisión llamado “Bored Ape”. El hecho de que pagara 100.000 dólares para recuperar su NFT genera una percepción muy positiva en el mundo de los NFT.

Conclusión

Bien, es hora de cerrar con broche de oro este episodio de terror. Nos ha tomado bastante tiempo, pero ya estamos aquí, y es momento de responder a la pregunta con la que comenzamos esta serie. ¿Deberías comprar NFT? No, aléjate de ellos. Y aléjate también de las criptomonedas. Incluso si sientes que, desde una perspectiva utilitaria puedes ignorar todas las implicaciones que conllevan apoyar este ecosistema y puedes centrarte en organizar tu propia estrategia para pronto volverte rico, lo más probable es que acabes muy ardido. Al igual que la capa inferior, el entorno de los NFT está estructurado de tal manera que los grandes jugadores siempre tendrán ventaja, dejándote solo ante los múltiples intentos de estafa e intentando conseguir una oportunidad de recoger las migajas. Este es el mejor consejo de vida que puedo darte: aunque creas que estás participando en el pump, eres parte del dump.

Ahora viene la pregunta del millón de dólares, bueno, no, multimillonaria: ¿Los NFT son una estafa? Esta respuesta depende de tu definición de estafa. ¿Los casinos son una estafa? Todos sus juegos están diseñados de forma que, estadísticamente, la casa siempre tiene ventaja (incluso el blackjack, aunque los buenos jugadores pueden reducirla al 0,5 %). Pero si tienes suerte, los casinos no te engañarán con tus ganancias y podrás salir de las instalaciones siendo mucho más rico que cuando entraste. Los dueños de los casinos tienen la prueba matemática de que, en el panorama global, siempre terminan arriba, y son conscientes de que, de vez en vez, necesitan algunos casos de éxito para que los perdedores sigan acudiendo. ¿Es eso una estafa? Eso depende de ti. Los NFT se parecen en muchos sentidos, pero en este caso dejas a un lado el bienestar de la industria del juego altamente regulada del siglo XXI y entras en el salvaje oeste de los colegas tecnológicos donde te destriparán de la forma más despiadada posible.

Espero que, en cuanto se publique este artículo, me bombardeen con historias reales sobre personas que han pasado de la pobreza a la riqueza, igual que probablemente estén bombardeándote a ti con ellas si estás investigando sobre el tema. No discuto que los NFT pueden haber hecho ocasionalmente algún bien. Pero ningún bien supera todo lo malo (que, por cierto, no hemos terminado de contar): las falsas promesas, la estructura depredadora y las vidas rotas.

Aquí está mi consejo final: no creas ni una sola palabra de lo que te digan los propietarios de NFT. En todo caso, espero haber demostrado que sus beneficios son el resultado directo de convencerte para que te unas y pongas tu dinero. Por no hablar de la devastadora disonancia cognitiva que resulta de haber pagado el equivalente a diez años de tu sueldo por un enlace de un archivo en JPEG. En el fondo, más allá de la ostentosa fraternidad (“¡Todos lo conseguiremos!”), saben que, en el mejor de los casos, el comercio es un juego de suma cero, o sea, un sálvese quien pueda.

Educar a los niños sobre los peligros de los NFT

Educar a los niños sobre los peligros de los NFT

¿Qué aprendimos hoy? Primero, las criptomonedas son meros vehículos para la especulación. Segundo, los NFT (vehículos todavía más enfocados para la especulación), se construyeron sobre las criptomonedas para impulsar el tráfico a través de ellos. No obstante, la cosa no acaba aquí, porque… ¿por qué tendría que hacerlo? Existe una pieza más construida sobre todo eso. En última parte de esta serie, revisaremos la colisión tecnológica inminente que es el metaverso, y descubriremos que probablemente estemos retenidos como rehenes. Y, finalizando con una nota sombría, concluiremos la serie discutiendo el impacto de las criptomonedas y los NFT en las economías del mundo real, así como sus implicaciones políticas.

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