Olga Rumyantseva tuvo éxito en su escalada solitaria al volcán más alto de la Antártica, el Monte Sidley. Olga tuvo suerte con el clima (aunque puede que ustedes pensaran lo contrario leyendo sus mensajes) y con el transporte. Tanto es así, que ya está de vuelta en Moscú, cargada de impresiones y con algunas impresionantes fotografías.
Le preguntamos a Olga sobre las sorpresas (tanto las agradables como las que no lo fueron tanto), las dificultades a las que se enfrentó y las sensaciones que tuvo después de llegar a la cumbre.
¡Felicidades! ¿Cómo fue la escalada?
“La escalada del Sidley duró cuatro días. El cielo estaba cubierto, nevaba y hacía mucho frío. El problema más serio fue la falta de visibilidad, por lo que cualquier escalada era imposible. Así que, para no perder tiempo, llevé mi tienda durante parte del camino en dos fases : a 1.500 m. la primera vez y a 600 m. la segunda. Esto quería decir que la última parte de la escalada hacia la cumbre era un tramo de 800 m. Tuve suerte con el tiempo en el campamento superior: estaba templado y no corría viento, por lo que pude acostarme bajo el sol mientras brillaba sobre mi tienda.
En la cima del Monte Sidley
El cuarto día soplaron fuertes vientos que se llevaron las nubes. De todas maneras, hacía mucho frío, cerca de 25 grados bajo cero, por lo que el factor del viento frío generaba una sensación térmica de 35 grados bajo cero. Todo se congeló, pero la visibilidad era excelente, por lo que pude apreciar el paisaje. Durante mi ascenso vi unos impresionantes “hongos” de nieve del tamaño de una casa.
La escalada fue sencilla, aunque llamar por teléfono o sacar fotos no lo fue tanto debido al frío. Ojalá hubiera sacado más fotos, ¡el paisaje desde arriba es algo totalmente único! La verdad es que nunca esperé que fuera un lugar tan hermoso. Realmente disfruté durante la escalada”.
¿Cuál fue la parte más difícil de esta escalada?
“Salir de la tienda el día de la escalada.
Hacía mucho frío, incluso para tratarse de la Antártica. Se me congelaron las manos. Todo se congeló apenas paré. Luego el viento remitió y me sentí más caldeada, a pesar de que mis dedos casi se convirtieron en hielo mientras marcaba un número de teléfono en la cima.
En general, la parte más difícil fue esperar… a los aviones, al clima…”
¿Cómo te las ingenias ante las temperaturas extremadamente bajas?
“No me adapto muy bien a baja temperatura. El frío se mete rápidamente en el cuerpo y puede ser algo desalentador. No soy para nada una fanática del frío”.
¿Qué puedes decir acerca de tu primer volcán pocos días después de escalarlo?
“Estoy contenta con el exito del inicio del proyecto. La escalada del más antiguo, misterioso y, espero, más frío volcán del proyecto está cerca . Siguiente parada: ¡el Kilimanjaro!”
¿Hubo dificultades en tu viaje de regreso desde el volcán?
“Pues bien, no fue sencillo. Incluso llegar al campamento en Union Glacier fue un problema. El clima cambiaba drásticamente, con fuertes vientos soplando en toda la Antártica. Tuvimos un aterrizaje accidentado en Union Glacier. Jamás habían experimentado vientos tan fuertes en un campamento y yo nunca había visto antes tiendas tan resistentes. Los aviones estaban rodeados por otros vehículos para que los vientos no se los llevaran. Sin embargo, Union Glacier está bastante cerca de la civilización y sólo nos separaba un vuelo hacia Punta Arenas. No obstante, eso también pudo habernos retrasado ya que los desastres acechaban: el Ilyushin, el único avión que vuela a la Antártica desde el continente, sufrió una avería después de que hubiéramos salido hacia el Sidley. Tuvieron que cambiar el motor. Cuando estábamos en Sidley, habían estado intentando repararlo e incluso habían mandado a un ingeniero desde Moscú. Mientras reparaban el avión, mucha gente de varias expediciones tuvo que quedarse en el campamento. Pensé que no podría conseguir plaza en el primer vuelo. No obstante, todo terminó bien ya que todo el mundo pudo volar en el mismo avión”.
¿Cuáles son las tres primeras cosas que haces al regresar a la civilización?
“Me doy una duchacaliente , no hay nada comparable después de una expedición. Creo que es lo primero que hace todo el mundo. Después duermo, porque cualquier cama es un lujo después de pasar largas noches en una tienda en medio de la nieve. Y como. Como regla, después de escalar, vamos a un restaurante y pedimos carne, ensaladas y vino, todo lo que no teníamos mientras realizábamos la escalada.