En la actualidad, las suscripciones están en todas partes. Tanto es así, que cada vez resulta más difícil tener una visión global de todas. La mayoría de las veces, subestimamos drásticamente (¡por más de 2,5 veces!) cuánto gastamos, porque esos pequeños cargos recurrentes pasan desapercibidos y no se suman para formar una imagen clara en nuestras mentes. Sin embargo, las estadísticas* muestran que los usuarios de los países desarrollados gastan anualmente el equivalente al salario de un mes en suscripciones.
Nuestra investigación* indica que el suscriptor promedio a nivel mundial gasta 938 USD al año en 12 suscripciones. Los residentes de EE. UU. se encuentran a la cabeza, con un promedio de 18 suscripciones por un total de 2349 USD al año. Los brasileños, indios y rusos tienen una media de 10 suscripciones, que les cuestan un total de 732 USD al año. Los turcos son quienes sacan mayor partido, al gastar solo 478 USD por 12 suscripciones.
¿A qué se debe esta disparidad? El coste medio de una sola suscripción en EE. UU., Alemania o el Reino Unido (12 USD/mes) es tres veces más alto que en Rusia (4 USD/mes).
Hasta el gobierno estadounidense ha reconocido este problema con la administración de las suscripciones, y recientemente ha anunciado una iniciativa para simplificar la cancelación de aquellos servicios no deseados. ¿Cómo han llegado estas suscripciones a impregnar cada aspecto de nuestras vidas? ¿Y son justificables en todas las situaciones?
El auge de los servicios de suscripción
Históricamente, las suscripciones han formado parte del mercado desde al menos el siglo XVII, cuando la gente podía pagar una tarifa mensual por publicaciones regulares como periódicos, revistas o volúmenes de colecciones de libros. Incluso la entrega de leche diaria, común en algunos países desde mediados del siglo XIX, podría considerarse una especie de suscripción.
La televisión por cable, que ofrece cientos de canales repletos de películas, series y programas, reinó como la suscripción más popular de finales del siglo XX. Con la llegada de Netflix, no fue necesario reinventar la rueda: la audiencia ya estaba preparada.
Dollar Shave Club fue pionero en la aplicación de este modelo de negocio a artículos de uso diario. Lleva desde 2011 enviando kits de afeitado mensuales a precios considerablemente más bajos que los de los puntos de venta minoristas. La empresa recibió 12 000 pedidos en las primeras 48 horas desde su lanzamiento.
Durante la última década, las suscripciones se han expandido hasta abarcar prácticamente todo, desde kits de comida semanales y calcetines frescos todos los días hasta… entregas mensuales de huesos de animales reales para coleccionistas y accesorios para criadores de pollos caseros.
Inicialmente, las suscripciones no eran populares en el mundo del software. La mayoría de las aplicaciones se vendían en elegantes cajas, en disquetes o en CD, y requerían un pago único de un importe considerable. Sin embargo, una vez comprada la aplicación, podía utilizarse indefinidamente. Las pocas excepciones a esta regla eran las aplicaciones que necesitaban actualizaciones frecuentes, como el software antivirus, que adoptó el modelo de suscripción ya en la década de 1990.
Las suscripciones comenzaron a introducirse en el ámbito del software con el auge de los servicios en la nube, que almacenan los datos de los usuarios en los servidores del proveedor: Dropbox, el alojamiento web, etc. Aquí, los pagos recurrentes tenían sentido. Pero las empresas de software se dieron cuenta de que los pagos recurrentes en última instancia generaban más ingresos que las compras únicas. Como resultado, empezaron a forzar el modelo de suscripción en servicios que realmente no requerían actualizaciones periódicas ni la intervención continua del proveedor. En la actualidad, puedes suscribirte a productos que tradicionalmente se vendían “en cajas”, como los paquetes ofimáticos, así como servicios de juegos, música y mucho más. Incluso hay ofertas descaradamente abusivas, como una calculadora basada en suscripción.
Las “suscripciones múltiples” que agrupan varios servicios en un solo pago están ganando terreno. A veces, estos servicios al menos están relacionados, como Microsoft 360, pero también hay híbridos más complejos como Amazon Prime, que combina envíos gratuitos, películas, música, juegos, descuentos en comestibles, combustible, medicamentos y mucho más. Su aparente comodidad hace que evaluar y administrar este tipo de suscripciones sean incluso más complejo.
Es probable que la cantidad de suscripciones por persona siga aumentando, ya que la gran mayoría de los nuevos productos de software se lanzan exclusivamente bajo un modelo de suscripción. Además, los precios de las suscripciones están aumentando constantemente; en los últimos dos años, el coste de algunas ha aumentado en casi un tercio. Ese es el motivo por el que las suscripciones deben vigilarse estrechamente.
Por qué resulta difícil administrar las suscripciones
Al estar las suscripciones tan omnipresentes, administrarlas se convierte en otro hábito básico y saludable, similar al ejercicio diario o el control riguroso de las finanzas. No todo el mundo es capaz de hacerlo. Varios factores técnicos y psicológicos hacen que sea más fácil dejar que las suscripciones sigan cobrándose que administrarlas de forma activa.
Olvidar darse de baja. Justo lo que atrae a los creadores de aplicaciones y servicios a las suscripciones es un inconveniente para los clientes. No es frecuente que la gente se diga a sí misma con decisión: “¡Ya no quiero este servicio!”. Por lo general, lo usan cada vez menos, y acaban por olvidarlo durante meses. Durante ese tiempo, siguen pagando las cuotas. Según distintas fuentes, los usuarios gastan desde 39 hasta 133 USD mensualmente en suscripciones no utilizadas.
Datos acumulados. La migración de los datos acumulados dentro de un servicio puede ser un inconveniente importante. Incluso después de decidir darse de baja, la gente sigue pagando porque no quiere perder sus datos. A veces, la necesidad de la migración surge apenas unos días antes de la renovación, lo que lleva a los usuarios a pagar un año más solo para ganar el tiempo que necesitan para exportar los datos.
Funciones duplicadas. Por ejemplo, el resultado de suscribirse tanto a Microsoft 365 como a Dropbox básicamente conlleva pagar el doble por el almacenamiento en la nube, ya que Microsoft 365 incluye OneDrive, que es una alternativa directa a Dropbox.
Suscripciones duplicadas. Las interfaces confusas o una mala comunicación entre los miembros de una familia pueden suponer que se tengan varias suscripciones al mismo servicio. Diferentes dispositivos pueden tener distintas cuentas para el mismo servicio, y se pueden estar generando cargos por cada una de ellas.
Proceso de cancelación difícil. Algunos servicios hacen que la cancelación de la suscripción sea increíblemente complicada, por lo que los usuarios se frustran y siguen posponiéndola. Como resultado, las suscripciones pueden durar meses o incluso años, tiempo durante el cual no las usan, pero las pagan. Ese es el motivo por el que el gobierno de EE. UU. decidió intervenir para agilizar los procesos de cancelación, y exigió a las empresas que lo hagan tan simple como el proceso de suscripción, y que faciliten la opción de contactar con un agente de asistencia en directo.
Cómo puedes tener tus suscripciones bajo control
Una forma de organizar tu vida digital en un mundo repleto de suscripciones es cultivar el buen hábito de documentar diligentemente las suscripciones de tu hogar tan pronto como se activen y asegurarte periódicamente de que aún están en uso. Y más importante aún es analizar cada servicio antes de suscribirse. ¿Realmente lo usarás con regularidad? ¿Existe la opción de pagar por su uso o, mejor aún, de hacer un pago único? Los proveedores de servicios y aplicaciones tienden a anunciar a bombo y platillo las opciones de suscripción en sus sitios web, mientras que ocultan las opciones de pago alternativas, como las compras únicas. Si no encuentras esas opciones, una búsqueda en Google específica del sitio puede resultar útil; eso sí, asegúrate de comprar software legítimo en el sitio web oficial, para evitar adquirir malware en un sitio falso.
Si hablamos de la “contabilidad de las suscripciones”, el servicio de administración de suscripciones SubsCrab puede serle de ayuda. Lleva un control de todas tus suscripciones y te envía notificaciones anticipadas sobre los próximos pagos y los vencimientos de cada una. La parte más difícil (y tediosa) de llevar un control de las suscripciones es registrarlas de inmediato, pero SubsCrab también puede ayudar con esto. Puedes vincularlo a tu buzón de correo y, en algunos países, a los extractos bancarios, y la aplicación analizará automáticamente estas fuentes para detectar las nuevas suscripciones. De esta manera, todos tus servicios se irán contabilizando gradualmente, incluidos los que ya hubieras olvidado, y se reducirán los gastos bancarios inesperados. Además, SubsCrab te permite añadir manualmente otros pagos recurrentes, como los de una hipoteca. Para obtener más información sobre las funciones y la configuración de SubsCrab, consulta nuestra reseña.
No te olvides de informar a los miembros de tu familia sobre el nuevo sistema y revisa regularmente las suscripciones para cancelar aquellas que ya no necesitéis. Antes de renovar una suscripción, asegúrate de comprobar la aplicación SubsCrab, ya que rastrea las ofertas especiales y los códigos promocionales, lo que puede ayudarte a obtener un ahorro considerable en las renovaciones.
* Las estadísticas se basan en datos anónimos de usuarios de SubsCrab (más de 150 000 usuarios en todo el mundo, excepto China, desde enero de 2023 hasta agosto de 2024). Es posible que esto no refleje todo el mercado, pero es representativo de una determinada audiencia de usuarios que hace un seguimiento activo de sus suscripciones.