La omnipresencia del WiFi público ha alcanzado ahora un punto que llega a ser difícil de evitar. En realidad uno tiene que desviarse del camino para NO usar puntos de acceso públicos y, de acuerdo con un reciente sondeo, no muchas personas están lo bastante interesadas en la seguridad para hacer dicho esfuerzo. Pero eso es exactamente lo que deberían hacer, considerando la prevalencia de amenazas y ataques en las redes inalámbricas abiertas.
Los atacantes quienes han estado a la caza de usuarios de redes WiFi abiertas por casi el mismo tiempo que han existido estas redes, han mejorado en los últimos años. Aunque durante años ha habido advertencias de parte de expertos en seguridad con respecto a los peligros de las redes inalámbricas abiertas, muchos usuarios siguen ignorándolas por el bien de su conveniencia.
En un sondeo realizado en las páginas de Facebook globales de Kaspersky, un 32% de las más de 1600 personas que respondieron dijo que comúnmente usan redes inalámbricas públicas, independientemente de si las redes tienen la función de cifrado activada. Ésa es una mala indicación del nivel de confianza que colocan muchos usuarios en estas redes. Las redes WiFi públicas que funcionan en cafeterías, aeropuertos o estaciones de trenes no solo están abiertas a los usuarios, también están abiertas a criminales cibernéticos que están buscando apoderarse de datos críticos de los usuarios.
Estos criminales pueden emplear tácticas relativamente simples y bien conocidas para interceptar tráfico de usuarios sin cifrar que está destinado a bancos, PayPal o Amazon. Aun cuando los puntos de acceso tienen cifrado activado, sigue habiendo vulnerabilidades que los hackers pueden usar para comprometer los enrutadores inalámbricos en sí. Así que para el 7% de personas que respondió en nuestra encuesta que sólo usaba WiFi público si tenía cifrado activado, esa es una buena idea, pero no resuelve todos los problemas.
El enfoque más seguro cuando se trata de redes inalámbricas públicas es no usarlas en lo absoluto. Y esto no se aplica solo a los laptops. Tu smartphone tratará de conectarse a redes WiFi cuando sea posible (a menos que le indique no lo haga) y para un atacante, todos los datos se ven iguales, por lo que estará feliz de robar los tuyos, sin importar de qué dispositivos provengan.