Que los humanos somos mortales no es ninguna novedad. Lo innovador es que, no obstante, en las dos últimas décadas la gente ha ido acumulando activos digitales que nunca antes habían existido. Esto puede haber generado la siguiente pregunta: ¿qué pasará después con todas mis redes sociales y cuentas de mensajería, todos mis archivos en la nube de correos electrónicos y fotos, además de los dominios y sitios web, por no hablar de los monederos electrónicos y las cuentas de las plataformas de trading?
Cuentas póstumas
En el 2012, los padres de una chica de 15 años en Berlín intentaron acceder a su cuenta de Facebook después de que su hija se tirara a una vía de tren. El objetivo era descubrir qué la había llevado a suicidarse, sospechando principalmente de ciberacoso. No obstante, ya se había convertido en una cuenta conmemorativa, por lo que nadie podía acceder.
No fue hasta el 2018, tras 6 años (¡!) de pleitos, cuando el Tribunal Federal de Justicia de Alemania dictó que, en términos de herencia, las cuentas de redes sociales no distan de las cartas o diarios personales; es decir, se transfieren a sus herederos legítimos: sus padres en este caso.
Pero ¿por qué se alargó tanto este proceso? Porque la industria TI no coincide con esta descripción de los activos digitales. Suele haber dos contraargumentos. En primer lugar, Facebook y otros servicios citan las leyes de protección de datos personales: estos datos no se pueden transferir a terceros sin el permiso del propietario. Es cierto que la propietaria ha fallecido en este caso, pero la gente con la que se intercambió mensajes sigue viva y no ha dado permiso para leer su correspondencia.
Otra razón para rechazar la solicitud de los herederos es que muchos servicios digitales ofrecen sus productos bajo licencia, como un servicio de uso temporal. Y la ley no prevé la herencia de dicho “arrendamiento”. Por ejemplo, en algunos países los nombres de dominio se registran sobre las bases de un acuerdo de servicio, y estos servicios no se incluyen en el testamento del fallecido.
Las normas de los cementerios digitales
Cuando las normas de las herencias no recogen los activos digitales, solo queda confiar en la política de la compañía y en los pasos realizados por el testador antes de su muerte. Algunos registradores de dominio posibilitan la transferencia del dominio al pariente más cercano, una vez presentada la documentación necesaria.
Otros servicios también están empezando a introducir poco a poco una política similar. Las últimas versiones de iOS te permiten designar un representante digital que tendrá acceso a tu ID de Apple en caso de que fallezcas. Bien es cierto que tu heredero no podrá disponer de todos tus activos digitales. En concreto, no podrá acceder a tus libros electrónicos, música u otras compras online (recuerda que un libro digital no es un libro, sino un servicio de renta temporal).
En lo que respecta a las cuentas de Google, esta función se llama Administrador de cuentas inactivas. El sucesor que hayas designado tendrá acceso a tus datos si la cuenta ha estado inactiva durante mucho tiempo; puedes configurar el periodo de inactividad tú mismo.
Facebook ofrece una función similar para conmemorar cuentas con la que puedes informar a la compañía por adelantado de tus últimas voluntades sobre tu cuenta: que se elimine por completo o especificar unos contactos de legado, que gestionarán tu cuenta conmemorativa o simplemente cuidarán de ella; no podrán cambiar el viejo contenido, leer mensajes o eliminar amigos, solo podrán cambiar tu foto de perfil, publicar posts conmemorativos y seleccionar los amigos que pueden escribir tributos en el perfil. Además, los contactos de legado deben tener su propia cuenta de Facebook; exacto, la red social nunca pierde la oportunidad de ampliar su base de usuarios.
Sin embargo, las normas difieren dependiendo del servicio, cada uno tiene sus propias peculiaridades. Hay decenas de millones de cuentas de redes sociales que pertenecen a personas que ya no están con nosotros, pero muy pocas se han conmemorado. Después de todo, como cuando eliminas una cuenta, hay que enviar al servicio documentos que demuestren la muerte del propietario (Instagram, LinkedIn y otras redes sociales cuentan con reglas similares). En muchos casos son los familiares los que siguen al cargo de la cuenta y, a veces, unos completos desconocidos que se aprovechan de la popularidad del fallecido para su beneficio personal. Al no conmemorar la cuenta, las redes sociales nos invitan automáticamente a felicitar el cumpleaños de la persona fallecida o nos enfrenta a recuerdos dolorosos. Es posible que en el metaverso virtual del futuro haya una horda de fallecidos vagando por las calles en modo automático, como en una película apocalíptica de zombis.
Qué puedes hacer mientras esté vivo
Recapitulemos: no hay una solución que valga para todo, pero sí podemos ocuparnos del futuro de nuestros activos digitales cuando nosotros ya no estemos en este mundo.
- Puedes hacer un testamento con un abogado, especificando tus activos digitales y la gente que los heredará. Aunque la ley de sucesiones de tu país no recoja este tipo de activos, el testamento puede ayudar en este tipo de disputas.
- Infórmate sobre la política de legado de cada servicio digital que uses y las configuraciones o contratos necesarios. Por ejemplo, los fondos de un monedero electrónico pueden pasar directamente a los herederos legítimos sin medidas adicionales, ya que el dinero sí que está cubierto en las leyes de sucesión. Pero en el caso del correo electrónico, servicios de almacenamiento digital y redes sociales, tiene sentido que configures un contacto de legado. Para ello, tendrás que leer y seguir las directrices de cada servicio en específico.
- Por su parte, los herederos tendrán que conocer el proceso para poder acceder a cada uno de tus servicios. Si has configurado un contacto de legado, tendrán que presentar un documento o código electrónico para conseguir el acceso, dependiendo de las normas del servicio en cuestión.
- Muchos servicios (como Twitter, Instagram y LinkedIn) no transfieren acceso a nadie a las cuentas de usuarios fallecidos. Sí pueden, bajo solicitud de sus familiares, eliminar o conmemorar una cuenta, pero incluso para ello se necesita la documentación correcta y en ciertos casos puede que tengas que demostrar tu derecho ante los tribunales.
Dos expertos de nuestro equipo de análisis e investigación global (GReAT), Marco Preuss (director adjunto) y Dan Demeter (investigador de seguridad senior), sacaron a relucir varios factores adicionales que debemos tener en cuenta mientras estemos vivos en su sesión “Digital Life and Physical Death” en la Conferencia RSA 2023.
Hay que decidir con antelación qué tipo de datos quieres legar, en qué formato y en qué medios estarán almacenados. Por desgracia, la vida útil de los medios de almacenamiento actuales es de 5 a 30 años, por lo que los archivos digitales deben actualizarse periódicamente y transferirse a medios más modernos. Además, no puedes apostarlo todo a la nube: ¿cuántos servicios han cerrado en los últimos 10 años?
Si tu almacenamiento digital contiene documentos en formatos cerrados, controla también el software con el que lo abres. Por ejemplo, imagínate que tienes documentos valiosos en SuperCalc u otro formato obsoleto. Convierte estos documentos a formatos abiertos modernos o adjunta copias de software que puedan abrirlos. Lo mismo ocurre con cualquier hardware especializado que pueda ser necesario para acceder a tus datos.
Incluye una descripción detallada de todo lo que has recopilado, dónde está ubicado y cómo usarlo. Además de esta descripción, vale la pena agregar grabaciones de audio o vídeo que, además de dar instrucciones, expresen claramente tus deseos sobre lo que se debe hacer con tu legado digital.
Guarda las contraseñas, las claves privadas y otras herramientas para acceder a tus datos privados y cifrados en un lugar seguro y aislado. Esto es importante: no incluyas contraseñas o claves privadas en tu testamento. Los testamentos se convierten en un asunto de dominio público en algunos países. La forma más fiable de almacenarlos es en una bóveda digital, como Kaspersky Password Manager, protegida con una contraseña maestra, y transfiere el acceso de este almacenamiento a una persona de confianza junto con tus instrucciones: por ejemplo, “Elimínalo todo”.
Lo principal aquí es elegir a la persona adecuada. Recuerda el caso del escritor Vladimir Nabokov: dejó instrucciones para destruir el manuscrito de su última novela inacabada, pero su esposa no lo cumplió y ¡su hijo publicó los borradores de su padre en la revista Playboy!