adware
La idea del día es bastante simple: no todas las aplicaciones que pueden molestarte son, en efecto, virus. Y no todas ellas se meten ilegalmente en tu computadora. Muchas de ellas, incluso, pueden haber sido instaladas bajo tu consentimiento. Y no es culpa del Antivirus. El posible que el software no se comporte como un malware. El ejemplo típico son los Adware, un tipo de aplicación que genera avisos publicitarios. En estos días, las más comunes vienen en forma de barras de herramientas.
Aquí un ejemplo: necesitas instalar una utilidad y, durante la instalación, la ventana del instalador te muestra la siguiente pantalla:
Técnicamente, no existe ninguna compulsión en esto. Simplemente se te está ofreciendo que instales un producto de uno de los patrocinadores. En este punto, depende de ti elegir entre una “instalación rápida” y una “personalizada”. En esta última, podrás seleccionar cuáles programas quieres instalar. Pero el tiempo es dinero y la mayoría de los usuarios de Internet simplemente prefieren clickear en “siguiente” y que el proceso acabe lo más pronto posible.
Lo mejor es que siempre optes por la opción de instalación personalizada, no se necesita ser un experto ni nada por el estilo. Si no encuentras ningún software que parezca sospechoso, podrás dejar todas las casilla tildadas sin problemas, pero al menos así te asegurarás de que ningún plug-in molesto se instalará en tu computadora.
Opta por la opción de instalación personalizada, no se necesita ser un experto ni nada por el estilo.
Dado que durante la instalación de este tipo de productos “autorizas” a las aplicaciones a realizar cambios en tu sistema, tu antivirus no reaccionará ante la actividad de esas aplicaciones, al menos que actives la opción de Restricciones Estrictas en el Control de Privilegios de Aplicaciones en tu producto de Kaspersky Lab. O bien, que realices los cambios adecuados en tu cuenta de usuario de Windows. En cuanto a la página de inicio de tu navegador, no toma demasiado tiempo restaurar las configuraciones predeterminadas. Por lo tanto, te recomendamos que leas cuidadosamente todo la información que te aparece en la ventana del instalador.
Muchas veces los instaladores están diseñados de tal manera que probablemente termines aceptando la instalación de algo, sin siquiera notarlo. Muchas veces, los elementos que habilitan la instalación de componentes extra están ubicados de tal forma que pasan desapercibidos.
Pero, asumamos que una barra de herramientas indeseable se instaló en tu computadora. La forma más eficiente de deshacerte de ella, es buscar la carpeta en la que fue instalada y ejecutar el archivo uninstall.exe. Por ejemplo, el desinstalador de Webalta, una barra de búsquedas muy común, está ubicado en esta dirección:
En Windows 7, C:UsersAdminAppDataLocalWebaltaToolBaruninstall.exe
En Windows XP, C:Documents and SettingsAdminLocal SettingsApplication DataWebalta Toolbaruninstall.exe
Si no puedes encontrar el archivo desinstalador. Busca el icono del software en tu navegador, clickea con el botón derecho del mouse en él y selecciona la opción de Propiedades en el menú. Allí, en el cuadro de “Destino”, te aparecerá la localización del archivo.
Si tienes instalada una barra de herramientas en tu computadora, los contenidos de este campo probablemente serán cambiados de la siguiente forma:
Todo lo que debes hacer es eliminar la última parte y clickear en “Aceptar”.
Por favor, ten en cuenta que los cambios sólo son efectivos para cada acceso directo individual, por lo que si tienes muchos atajos para Google Chrome, necesitarás abrir la ventana de propiedades en cada uno de estos.
También es una buena idea limpiar el caché de tu navegador y eliminar todos los archivos temporales de Internet. Luego, deberás realizar un análisis tal y como lo describimos en este artículo de nuestra base de conocimientos.
Para resumir, no es nada difícil eliminar el Adware que instalaste por equivocación. Pero, para mantenerte seguro y nunca perder tu página de inicio favorita, siempre presta atención a todos los instaladores que ejecutes.
Traducido por: Guillermo Vidal Quinteiro
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